 Redacción @todocircuitoweb |
Alex Rins demostró en la última carrera de Suzuki en MotoGP que la GSX-RR es una moto capaz de ganar el Mundial de Motociclismo. Después de un gran inicio de temporada que llevó al #42 a coliderar el campeonato junto a Fabio Quartararo al término del Gran Premio de las Américas, una serie de infortunios y de lesiones alejaron al barcelonés de la lucha por el título, una crisis que se agravó especialmente a partir de la cita de Jerez, momento en el que Suzuki anunció su adiós definitivo a MotoGP.
Pese a la falta de mejoras en la moto y un clima ciertamente gris dentro del box de los de Hamamatsu, Rins jamás tiró la toalla y demostró su compromiso hasta la cita final de Cheste. Antes, ganó el Gran Premio de Australia y acabó quinto en Malasia, un esfuerzo final que permitió a Rins ascender hasta la séptima plaza final en la general del campeonato, aupado por los 25 puntos que se llevó de Valencia.
Allí, antes de cosechar la última victoria de Suzuki en este paddock, el piloto español le pidió a su marca quedarse con una de las GSX-RR empleadas esta temporada; el catalán estaba dispuesto a poner dinero de su bolsillo para sumar otra GSX-RR a su colección -ya tiene la de 2020 en el salón de casa, aunque no arranca-, pero Suzuki debía cumplir con una petición por parte de Rins: entregarle una moto funcional, capaz de rodar en pista.
"La he pedido, la he pedido, pero ya me dijeron que esta es de pago", dijo Rins antes de poner rumbo a Valencia. El #42 afirmó estar dispuesto a pagarla "a plazas y en cómodas cuotas", aunque todo dependerá "si arranca o no, es la verdad. La que tengo en casa de 2020, por acabar tercero el campeonato, no arranca".
Antes de conquistar la última victoria de 2022 en Valencia, desde Suzuki ya le dejaron ver a Rins que sería difícil quedarse con una de las motos de este año: "A (Shinichi) Sahara ya le dije que me gustaría que, tal cual acabara la carrera de Valencia, subiera al motorhome, pero me dijo que no podía ser y que tenía que pasar por Japón".
Días después, nada más bajarse del escalón más alto del podio de Cheste, Alex Rins volvió a reivindicarse como el mejor piloto Suzuki de este año. El catalán insistió una vez más a los dirigentes de Hamamatsu en su deseo de quedarse con la moto con la que ha competido este curso, sobre todo después del broche de oro que puso en Valencia: "Hoy hemos demostrado que la moto está para ganar. Hemos conseguido dos victorias en estas tres últimas carreras. Solo les puedo pedir que me den la moto, que irá para el salón de casa", dijo el #42.
Sin embargo, en Suzuki no parecen estar dispuestos a que Alex Rins se quede con una GSX-RR 2022. Según ha dicho Livio Suppo en una entrevista recogida por GPone.com, la marca japonesa desguazará y prensará todas las motos usadas este año y el material que ha quedado intacto en los boxes, todo por un tema impositivo y de aduanas, llevándose únicamente un par de motos de regreso a Japón para exhibirlas allí en un museo.
"Lamentablemente, no existe esa posibilidad", respondió Suppo a la pregunta de si había alguna posibilidad de salvar las motos usadas este año por Alex Rins y Joan Mir. "Un par de estas motos acabarán en algún museo, y el resto serán desguazadas y prensadas, junto a los repuestos y todo el material".
Según reveló el team manager del Team Suzuki ECSTAR, es habitual que las marcas japonesas desguacen sus motos al término de cada temporada para evitar su importación a Japón y verse obligadas a pagar una gran cantidad de dinero en concepto de impuestos y aduanas. En resumen, les resulta más barato destrozarlas que devolverlas a su país: "Todos los fabricantes japoneses lo hace por una cuestión de impuestos, porque en caso contrario todos esos activos tendrían que pagar impuestos y tasas. Y como ya no sirven para nada, siempre optan por desguazarlo".
Curiosamente, tal y como recuerda el medio alemán Speedweek.com, en la década de los 60 Honda tenía por costumbre subir a un barco todas las motos con las que había competido a lo largo de la temporada y después lo hundía frente a Ámsterdam, ahorrándose así el transporte y los costes de aduanas.
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Sólo en determinadas ocasiones, y por iniciativa de un tercero, la marca japonesa vendía o cedía algunas unidades para coleccionistas privados, como es el caso del piloto suizo Luigi Taveri, tricampeón de 125 cc con Honda en los 60, que no dudó en meter todas las motos que cabían en su furgoneta al término de su última temporada junto a la marca nipona para guardarlas en su casa. Entra las unidades que se llevó, hay auténticas joyas como una Honda RC 149 con motor de 125 cc y seis cilindros en línea que él mismo había pilotado en 1966.
