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 Por Lucas Peydro@todocircuitoweb |
Muchos de nosotros nos preguntamos qué hacen los pilotos profesionales en sus ratos libres para divertirse y pasar el rato como el resto de personas. En el caso del actual campeón del mundo de Moto 2, Remy Gardner, su mayor afición es restaurar coches clásicos y devolverlos a la vida.
De hecho, el ya piloto del Tech 3 ha confesado que transformó el almacén donde entrenaba su forma física en un taller mecánico para restaurar estas auténticas joyas del pasado por sí mismo, ya que le ofrece paz mental y diversión.
El Joven piloto australiano de 23 años no sólo restaura él los vehículos, sino que es autodidacta. Él mismo se encarga de aprender por su cuenta mirando videos en internet sobre mecánica y hablando con mecánicos e ingenieros de su entorno, algo muy curioso para alguien que se dedica profesionalmente al sacrificado mundo de las motos de competición.
Remy no duda en publicar en sus redes sociales los avances que logra poco a poco en su taller, actualizando, paso a paso, sus proyectos y dándonos a conocer su persona más en profundidad. Se trata de un piloto muy humilde y cercano a la gente que se ha criado en los circuitos españoles y que habla perfectamente nuestro idioma.
Su proyecto más importante, según él, trata de la remodelación de un Volvo Amazon de 1969 que lo clasifica de “su verdadero amor”, en el cual lleva trabajando desde 2017. Remy asegura que él mismo se encargó de fabricar las piezas que le faltaban al coche y además cambió el motor pasando de unos escasos 90 cv a 300 cv.
Hace unos meses Remy publico en sus redes un vídeo de la primera arrancada del Volvo: “¡Esta vivo!” exclamó al ver que el motor funciona perfectamente, como en su juventud. Gardner aprovechó sobre todo los meses que estuvimos confinados por la pandemia, ya que su apretada agenda de piloto profesional normalmente no le permite poder sacar tiempo para su amado hobby.
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En su taller cuenta con todo tipo de herramientas para reparar sus coches clásicos del pasado, incluso ha aprendido a utilizar impresoras 3D, tarea nada sencilla, para poder fabricar las piezas que no podía conseguir de estos vehículos, ya que muchas de ellas ya no están en el mercado al tratarse de obras dignas de estar en un museo.
El piloto australiano afirma que disfruta tanto trabajando en sus coches de coleccionista que, mientras está en el taller, pierde completamente la noción del tiempo, no mira ni el reloj y, en muchas ocasiones, llega a casa a medianoche sin haber cenado.
