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El anuncio por parte de Dorna y de la FIM de aumentar la edad mínima para competir en el Mundial de Moto2 y Moto3 hasta los 18 años a partir de 2023 generó todo tipo de comentarios en el paddock del Continental Circus durante el pasado Gran Premio de la Emilia Romagna, con posturas encontradas entre los que estaban a favor de esta medida y los que piensan que aumentar el baremo de edad no ayudará a reducir la siniestralidad que sufren las categorías más pequeñas del motociclismo.
Dentro del grupo de los pilotos que ven con buenos ojos este cambio en el reglamento deportivo del campeonato está Iker Lecuona. El piloto valenciano sabe muy bien lo que es competir en el mundial antes de cumplir los 18 años: con 16 años ya estaba subido a unas de las Moto2 del Technomag Racing Interwetten en el campeonato del mundo, y a los 19 años debutó por primera vez al manillar de una MotoGP en su gran premio de casa, en Valencia 2019.
Para Lecuona, la decisión de aumentar todas las edades mínimas de participación en el FIM CEV Repsol, las Talent Cups, la Rookies Cup y el Mundial de Motociclismo quizás acabe con ese exceso de ambición de muchos padres que lo hipotecan todo para intentar que sus hijos lleguen lo antes posible al campeonato del mundo, una postura que Iker no comparte y que no duda en criticar de forma abierta.
"Lo primero es que, si yo tengo un hijo, ni mucho menos hipotecaría mi casa", comentó el piloto del Tech 3 KTM Factory Racing en Misano. "Eso lo primero, le compro un parchís como dicen mis padres y que se ponga a tirar dados. Creo que es algo que a los padres se les va de las manos, y que no saben dónde está el límite. Muchos piensan que tienen un Márquez o un Valentino en casa, y no es así. Cada uno tiene sus posibilidades, y cada uno si llega es porque puede. Obviamente necesitas dinero, pero no para ese margen".
En opinión del futuro piloto de Honda en el Mundial de Superbikes, Dorna "hace bien" en subir la edad mínima legal para competir en Moto2 y Moto3 a los 18 años, y recuerda que hay chavales que no llegan a los 14 años y ya están subidos a motos que superan los 200 km/h de velocidad punta: "Creo que lo hacen bien. Es un deporte muy bonito, pero tiene una cara muy fea, es muy arriesgado. Es uno de los deportes más arriesgados que hay. Lo veo bien, porque niños con 10 ó 12 años que están en circuito grande, con 13 ya van con una Moto3... creo que es exagerado. Con 12 años tú no sabes nada de la vida ni sobre motos. Eres un niño, te gusta divertirte, puedes ir más o menos rápido, pero no tienen presente realmente lo peligroso".
Iker recuerda su grave accidente en 2017, durante un test oficial de Moto2 en Jerez. El valenciano se rompió entonces la clavícula izquierda, la muñeca izquierda y se dañó la vértebra C7, perdiéndose la primera parte de la temporada. Aquella caída marcó un antes y un después en su visión sobre el motociclismo y los peligros que entraña.
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"Yo a los 17 años, cuando me caí y me rompí, quería dejar las motos, quería dejar el mundial porque lo pasé muy mal con 17 años", asegura el español. "Y todavía no había llegado a entender lo peligroso que era. Me di cuenta con 17 años. Creo que lo han hecho bien, y es una forma de avisar a los padres de que todo se tiene que tranquilizar, y a los equipos de que no se puede utilizar a los pilotos como quieran, y no tienen que subir tan rápido como están haciendo".