 Redacción @todocircuitoweb |
Maverick Viñales ha completado en 2020 la que ha sido su segunda peor temporada en la categoría reina desde que debutó con Suzuki en MotoGP en el año 2015. Aquel curso, el de Roses firmó una 12ª posición en la general del campeonato con un total de 97 puntos, mientras que este año -con cuatro carreras menos por el COVID19-, Maverick se va a casa con 132 puntos y una sexta plaza final.
A diferencia de otras carreras, el piloto español no quiso criticar a Yamaha al término del Gran Premio de Portugal, carrera en la que, de nuevo, volvió a diluirse hasta cruzar la línea de meta 11º, por delante de su compañero de equipo Valentino Rossi (12º) y de Fabio Quartararo (14º), los tres lastrados por los problemas que arrastra la M1 2020 desde el inicio de la temporada.
Antes de poner rumbo a Andorra para desconectar de este 2020 y preparar la próxima temporada, Maverick hizo balance de un año del que sólo puede sacar una cosa positiva: "Estoy bastante tranquilo, tenía muchas ganas de acabar ya este año. ¿Algo positivo de este año? La verdad que no, ni la victoria de Misano, porque al final una victoria no es suficiente para nosotros. Satisfactorio es que después del accidente de Austria estemos todos bien, esa es la satisfacción que me llevo este año. Ahí tuve toda la suerte del mundo", explica el catalán en declaraciones ofrecidas a DAZN.
De cara a 2021, con la congelación de motores que sufren todas las fábricas de MotoGP, Maverick no tiene depositadas muchas esperanzas en que la YZR-M1 iguale a sus rivales en términos de rendimiento en pista: "No creo que el próximo año sea diferente. Hacer un buen trabajo mental, saber qué es lo que sucede, estar tranquilo, mejorar mi pilotaje e intentar ser mejor yo mismo", argumenta Viñales cuando le pregunta si espera un 2021 mejor a nivel de resultados.
El dorsal #12 de Yamaha asegura que su fábrica sabe perfectamente lo que necesitan sus pilotos: "La charla con Yamaha la hago cada día, se van a cansar de mí de tantas charlas (risas). Saben perfectamente lo que pido, llevo muchos años pidiendo la moto de 2016, muchísimo, desde que entré en Yamaha les dije '2016, 2016...', pero bueno, hemos cogido otro camino y no se puede recriminar nada, al final soy el que sigue firmando con Yamaha porque me convencen del proyecto y de la ambición que les veo en ese momento. Así que estar tranquilo, que es lo más importante, y llegar al año que viene siendo mejor piloto, intentando ayudarles un poquito más para que nos consigan dar una moto competitiva".
A la pregunta de si se arrepiente en algún momento de haber renovado hasta 2022 con los de Iwata, Maverick responde con "no" porque "una cosa compensa la otra, así que no me arrepiento", e intenta aclarar por qué la moto de 2016 era tan buena: "Es el paquete. Tampoco sé si ahora la pones en pista si vas a ir igual de rápido, no tengo ni idea, pero es el feeling que tenía, que era muy bueno, y siempre estaba primero".
Viñales ya no reconoce a la YZR-M1, una moto que, bajo su punto de vista, ha perdido gran parte de las cualidades que se encontró cuando llegó aquí en 2017: "Para mí hemos perdido el norte y el ADN de la Yamaha, que es frenar y girar, todo eso ya no está, las otras marcas han mejorado. Sobre todo se ve en circuitos de los de ahora, tipo Phillip Island o tipo Assen, que es mucho apoyo delante. Ves a las otras marcas y han dado un salto bestial, y nosotros vamos hacia atrás. Tanto Fabio como Valentino y yo hemos estado muy atrás en esta carrera, no es que ninguno de los tres haya dado un salto brutal en carrera".
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El piloto de Roses tiene muy claro qué le falta a su moto para volver a ser competitivo, ganar carreras y luchar por el título:
"Este año me ha faltado mucho grip en la moto, muchísimo. Sobre todo en carrera. Es lo que teníamos en 2016, muchísimo grip. Yo ya lo intento todo, intento sentarme, estar tranquilo, hablar, poner una dirección encima de la mesa, pero luego cada uno... es una situación complicada para ellos y para nosotros, porque creo que no estamos donde deberíamos, ni yo, ni Fabio ni Valentino", concluye el catalán.
