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Xavi Forés se ha despedido oficialmente del Mundial de Superbikes después de una agónica temporada en la que el piloto de Llombai ha hecho lo posible con el material que tenía dentro de su box. La evidente falta de competitividad de su Kawasaki Ninja satélite ha impedido al español brillar dentro de un paddock al que regresó después de un año de trabajo en el British Superbikes junto a Honda.
Su objetivo era claro: aprovechar el potencial de la ex-Kawasaki de Toprak Razgatlioglu para volver a convertirse en el mejor privado del WSBK, algo que ya consiguió en 2018 con la Ducati del Barni Racing. Lamentablemente, ocho rondas después, Forés estuvo lejos de los puestos que tanto él como su equipo esperaban a principios de temporada, cerrando su breve paso por el equipo Puccetti con una 13ª plaza final y 61 puntos en su casillero.
El octavo puesto que Forés consiguió en la última carrera de Estoril con la Ninja del equipo Puccetti -igualando sus mejores resultados del año en Magny Cours y Aragón- le valió a Kawasaki para ganar el título de fabricantes 2020 frente a Ducati por sólo un punto de diferencia en una carrera en la que Alex Lowes se retiró por caída mientras que Jonathan Rea terminó 14º después de irse al suelo en los primeros compases de la prueba. Quizás esta sea una de las pocas alegrías que Forés se ha llevado en este año tan complicado.
En un mensaje compartido a través de sus redes sociales, el piloto de 35 años ha explicado que con la ronda de Estoril pone fin "a una temporada más en el Mundial de SBK. Esta ha sido sin duda la más intensa en todos los aspectos. Esperaba mucho de este proyecto pero me encontré con la cruda realidad. Mi equipo técnico trabajó mucho con las armas que tuvimos e hicimos una moto de chasis competitiva, al cual estoy eternamente agradecido. Dejo una Kawasaki ZX10RR la cual me gustaba conducir".
Con una moto sensiblemente más lenta que la de sus rivales en línea recta -en Estoril fueron evidentes los gestos de desesperación de Forés cuando le abrasaban en la recta principal-, el español argumenta que "el principal problema ha sido siempre el mismo y pese a que mis exigencias e insistencias eran fuertes, nunca fui escuchado. Me despido del paddock de SBK con amargura, sabiendo que soy un piloto que puede estar entre los mejores constantemente, pero la competición es así y muchas veces, los proyectos, hacen más daño que bien".
Aunque no ha sido un año fácil, Forés no quiere lanzar acusaciones ni generar un mal ambiente en su despedida del Puccetti Kawasaki, aunque deja las cosas claras: "Nada que reprochar a nadie pero siempre con la verdad por delante. No me gusta que se me acuse de no tener el nivel del top 10 del mundial de Superbike. Gracias a todos los que desde afuera han podido apreciar la realidad y los miles de mensajes de apoyo. Pronto, podré decir cuál será mi destino. Lo que es seguro es que no será en el paddock donde siempre he peleado por estar".
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De momento, a la espera de conocer el futuro del piloto valenciano, sus opciones parecen pasar por un regreso al British Superbikes o un cambio al Campeonato de España de Superbikes donde actualmente compiten rivales de la talla de Jordi Torres, Carmelo Morales o Román Ramos.