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Toby Price jamás olvidará la fecha del 12 de enero de 2020. Aquel día, el vigente campeón del Rally Dakar fue el primero en encontrarse el cuerpo sin vida de Paulo Gonçalves en el kilómetro 276 de la especial de la séptima etapa. Price no se lo pensó dos veces: detuvo su moto sin importarle sus aspiraciones en esta edición y trató de socorrer sin éxito al piloto portugués, que prácticamente había fallecido en el acto tras caerse de su Hero en uno de los tramos más rápidos de la especial.
"El accidente fue en una explanada grande y rápida, una pista rápida", explicó Price durante la mañana de este lunes, todavía abatido por los sucesos del día anterior. "Es un sitio en el que vas gas a fondo, la alarma del GPS se apagó y cuando miré hacia delante vi una moto tirada a lo lejos. Nunca es algo bueno porque en ese punto íbamos a alta velocidad. Y cuando llegué y vi a Paulo en el suelo... al principio no sabía quién era, sólo sabía que un piloto se había caído y fue entonces cuando me di cuenta de que era Paulo".
Al poco de bajarse de su KTM, el eslovaco Štefan Svitko también llegó al lugar del accidente y ayudó a Price en las tareas de reanimación. "Sabía que era algo malo seguro, estaba muy mal", prosigue el australiano. "Intentamos hacer todo lo que pudimos, conseguir alguna respuesta por parte de él. Llamamos a los helicópteros e informamos a dirección de carrera lo antes posible. Intenté ponerle de lado porque había muchos problemas para que estuviera de espaldas. Lo seguimos intentando y buscamos ayuda, nos dijeron que el helicóptero estaba de camino".
La organización del Dakar recibió la llamada de auxilio de Price a las 10:08 de la mañana hora local, y sólo 8 minutos después el helicóptero medicalizado ya estaba aterrizando junto a Gonçalves: "Hicimos lo posible, estuvimos revisando sus constantes vitales. Por desgracia no había respuesta, sólo esperábamos que el helicóptero llegara lo más rápido posible. Fueron los ocho minutos más largos de mi vida, me parecieron una hora. Los chicos respondieron muy rápido, y Luc Alphand [antiguo piloto del Dakar que trabaja para un canal francés] estaba allí, también nos estuvo ayudando".
"Svitko llegó un par de minutos después que yo. Éramos un pequeño grupo intentando hacer lo que podíamos. Es un día duro para el motociclismo mundial, he perdido a un gran amigo y un gran rival", lamentó el de KTM.
El único consuelo que le queda a Price es saber que hizo todo lo posible por salvar y ayudar a su amigo y rival: "Sólo me consuela el haber estado allí todo el tiempo posible, es lo único que me reconforta un poco. Recuerdo que él se paró en 2017 cuando me rompí la pierna en el Dakar, era lo mínimo que podía hacer por él, ayudé a subirle al helicóptero y luego necesité otros 15 ó 20 minutos para recomponerme y subirme a la moto. Al menos intenté hacer todo lo posible por él. Mis pensamientos y mis plegarias están con su familia y amigos en Portugal. Han perdido a un gran guerrero, eso está claro".
A la pregunta de si la especial del domingo no era excesivamente rápida para las motos, Price respondió lo siguiente: "Es cierto que esta especial era muy rápida, íbamos a una media de 120 km/h. Cuando vamos a estas velocidades, es difícil apartar la vista de la pista y mirar el roadbook para verificar que vas por el camino correcto. No es culpa de nadie. Cuando es tu hora, es tu hora".
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Al término de la etapa, la organización le devolvió a Price todo el tiempo que pasó parado junto a Gonçalves, acabando cuarto en la general con 28 minutos de desventaja respecto a Ricky Brabec. Mañana el australiano volverá a subirse a su KTM a pesar de lo vivido el domingo, porque sabe que los pilotos del Dakar se juegan la vida" todos los días que nos subimos a la moto. Pero no encontrarás a nadie en el campamento que te diga que quiere cancelar la carrera. Es nuestra pasión. Y lo mismo era para Paulo. Todos le respetaban mucho, siempre estaba sonriendo, siembre le veías feliz en el campamento. Conocemos los riesgos que corremos, sólo esperamos y rezamos que no nos pase nada".