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Once grandes premios han sido suficientes para que Johann Zarco se diera cuenta de que nunca será rápido con KTM. El piloto galo cerró su fichaje por la marca austriaca hace más de un año, dejando colgado a un Alberto Puig que trató de hacerse con los servicios del francés cuando Zarco ya había plasmado su firma en el contrato de KTM, un juego que no gustó nada al mandamás del Repsol Honda.
El bicampeón de Moto2 aterrizó en KTM después de dos años de éxitos con el Yamaha Tech3 en MotoGP, habiendo logrado un total de seis podios a los mandos de su YZR-M1 satélite, con la que acabó sexto en el campeonato en 2017 y 2018. Por primera vez en su breve etapa en MotoGP, Johann Zarco iba a pilotar para un equipo de fábrica, y las expectativas estaban por todo lo alto.
Sin embargo, después de once carreras y un único top 10, el particular estilo de pilotaje que exige la RC16 con motor V4 y chasis tubular de acero no termina de encajar con el piloto de Cannes, que ha optado por rescindir su contrato con KTM de forma amistosa de cara al próximo año.
"Ya es oficial. No correré con KTM la temporada 2020 de MotoGP", escribía Zarco en sus redes sociales. "Ha sido una decisión dura, tengo la oportunidad de hacer el mejor trabajo del mundo y quiero hacerlo con una sonrisa corriendo por podios. Como profesional que soy seguiré centrado el resto de 2019 dando lo mejor e intentando mejorar mis habilidades".
El piloto francés también ha concedido unas declaraciones a la revista gala Moto Journal en relación a esta sorprendente ruptura: "Quería hacer las cosas de la manera más limpia, primero poniendo fin a mi contrato con KTM y luego buscar otra cosa. Mi primera línea en Brno me demostró que todavía tengo velocidad. Quiero quedarme en MotoGP. Debería haber alguna novedad de cara a Silverstone".
A estas alturas de temporada, Zarco lo tiene realmente complicado para seguir en MotoGP. Todos los pilotos de fábrica tienen contrato hasta 2020, de modo que, a menos que se produzca otro divorcio inesperado -quizás el de Andrea Iannone con Aprilia-, el francés lo tiene realmente difícil si quiere optar a una moto competitiva.
La Ducati de Jack Miller todavía no tiene dueño el próximo año, si bien la fábrica de Borgo Panigale, PRAMAC y el propio piloto australiano dejaron claro en Austria que, salvo catástrofe, la renovación llegará en unos días. Otra moto que sigue libre es la Honda de Takaaki Nakagami. El piloto de Chiba, consciente de que HRC quiere que haya al menos un piloto japonés en la parrilla de MotoGP, está presionando a Honda para que le suministre una moto idéntica a la de Cal Crutchlow en 2020. La pelota está ahora en el tejado de la fábrica japonesa, que debe evaluar su capacidad para poner en parrilla cuatro prototipos de 2020 el próximo año.
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Fuera de MotoGP, Johann Zarco tiene un mundo de posibilidades abierto. Tanto en Moto2 como en el Mundial de Superbikes -¿quizás como compañero de Bautista en el nuevo equipo Honda?- le recibirían con los brazos abiertos, pero Johann es consciente de lo difícil que resulta regresar a MotoGP una vez se abandona este paddock. Y si ha decidido romper su relación con KTM, seguro que el francés tiene una bala en la récamara para no quedarse colgado el próximo curso. A menos que sus planes contemplen la posibilidad de tomarse un año sabático para volver a negociar un asiento en MotoGP en 2021, ya con más posibilidades en varios equipos de fábrica.