 Redacción @todocircuitoweb |
Antes de que BMW (siglas de Bayerische Motoren Werke, "Fábricas de motores bávara") se convirtiera en un gigante de la automoción, la marca alemana se dedicaba a suministrar motores de avión para varios ejércitos. Max Friz fue el primer ingeniero en desarollar para BMW GmbH un propulsor de alta compresión que no perdía rendimiento a grandes alturas, un avance que le valió a BMW para asegurarse un primer pedido de 2.000 motores por parte del ejército prusiano. Corría el año 1917.
Ese mismo año, BMW empezó a utilizar el famoso logo blanco y azul con sus siglas, un diseño que recrea el movimiento de las hélices de un avión en movimiento y que emplea los colores del Estado Libre de Baviera. A medida que pasaron los años, BMW fue dejando de lado el mundo de la aviación y se centró primero en las motocicletas (lanzó en 1922 la R32) y más tarde en la industria que realmente ha consolidado a la marca: los automóviles.
Un siglo después, un motor de origen BMW ha vuelto a surcar los cielos gracias a la iniciativa de Skyleader, una empresa checa que ha construido un ligero avión bautizado como UL-39 Albi que esconde en su interior el propulsor de 193 cv de la BMW S 1000 RR.
En lugar de optar por un motor a reacción más grande, caro y voluminoso, Skyleader ha preferido instalar el propulsor tetracilíndrico de la S 1000 RR justo por detrás del piloto, enganchado a una turbina de 13 álabes a través de un eje que genera el empuje necesario para mover en el aire este pequeño jet a una velocidad máxima de 340 km/h, permitiendo recorrer hasta 550 kilómetros antes de quedarse sin gasolina.
Si eres un aficionado al mundo de la aviación, posiblemente te habrás dado cuenta de que el diseño es muy similar al del L-39 Albatros, un pequeño avión a reacción utilizado en entrenamientos militares. Sin embargo Skyleader, en colaboración con más 200 estudiantes de la Facultad de Ingeniería Mecánica de Praga, ha diseñado un nuevo fuselaje mucho más ligero gracias al empleo de fibra de carbono y tecnología de autoclave en su fabricación.
El resultado de este sistema de fabricación es un pequeño jet que sólo pesa 322 kilos, y por lo tanto se puede clasificar dentro de la categoría de aviones ultraligeros. Su peso es tan reducido que el avión lo puede mover una única persona en el suelo, y además permite incorporar un sistema de seguridad que desprende un gran paracaídas en caso de fallo motor para que el avión y sus dos tripulantes puedan llegar a tierra sanos y salvos.
De momento, el UL-39 es un avión experimental y todavía le queda un largo camino de pruebas. En cualquier caso, el objetivo de Skyleader es ofrecer, en un futuro próximo, una versión de producción que permita a cualquier piloto cualificado para llevar un ultraligero vivir las sensaciones de un pequeño y manejable caza.
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Aquí puedes un vídeo de su bautizo de vuelo:
