
El piloto Valentino Rossi confirmó durante el pasado Gran Premio de Aragón su presencia en el Gran Premio de Japón, una duda que ha tenido en vilo a la organización hasta última hora.
La decisión del italiano ha hecho que algunos indecisos, como el caso de Casey Stoner, digan sí también a la carrera de Motegi, asegurando que últimamente había recibido "informes más tranquilizadores". Y es que los pilotos de Moto GP se han reunido en decenas de ocasiones desde que el 11 de marzo Japón sufriera un terrible terremoto para decidir conjuntamente su presencia allí.
El principal miedo era la central nuclear de Fukushima, que sufrió graves daños en su estructura y el riesgo de fuga. Los que tuvieron menos dudas fueron los pilotos de 125 cc. y Moto2, que dijeron sí a la organización en cuanto tuvieron en sus manos los informes que decían que no había riesgo alguno para la salud.
En el caso del español Jorge Lorenzo, que finalmente estará en Motegi, llegó a declarar que prefería acatar una sanción a tener que participar en el Gran Premio nipón, al contrario que el japonés de Honda Gressini Hiroshi Aoyama, defensor a ultranza de que hubiera carrera en un trazado separado por menos de 200 kilómetros de la central nuclear. Cierto es que las marcas japonesas, que dominan el Mundial de Moto GP, pueden haber influido en la decisión final de muchos pilotos. No así de Rossi, cuya escudería es italiana. De hecho, Honda ha anunciado que en el Gran Premio de Japón tendrá ocho motos corriendo en la categoría reina.
Con la carrera de Motegi se inicia el final del campeonato, ya que sólo quedarán después Australia, Malasia y Cheste, donde se proclamarán a los campeones de las tres categorías.
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