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Se acabó la aventura del Dakar para Julián Merino. El bombero madrileño de 50 años que ha causado sensación en el paddock arenoso del Dakar -le han acompañado cinco de sus ocho hermanos y tres de sus cinco hijos- sufrió una caída en la sexta etapa que le oligó a pasar por un hospital boliviano para someterse a un exhaustivo reconocimiento médico.
A pesar de que en un principio se hablaba de un posible traumatismo craneal, su equipo confirmaba horas después que Julián no tenía nada grave, "sólo los golpes habituales que todos los moteros conocen bien". El comunicado del Merino Team cuenta que, "después de las duras dunas de Perú que tan peligrosas han sido y que él tanto ha disfrutado, le esperaba el final en las pistas de barro y agua de la etapa de inicio en Bolivia", una etapa en la que Julián no podrá participar finalmebte.
De momento, el bombero madrileño sigue hospitalizado y en observación, acompañado de sus hermanos -sus hijos de 11, 13 y 16 años volvieron a España hace unos días- y a la espera de recibir el alta médica para regresar a España junto al resto de su familia.
Julián Merino es uno de esos aventureros que se apuntan al Dakar en la modalidad bautizada como Originals, es decir, pilotos que tratan de completar todo el recorrido sin asistencia alguna. Aunque esta modalidad hace imposible que un piloto pueda competir por los puestos de cabeza, los pilotos Originals cuentan con una gran reputación y respeto dentro del Dakar al ser una categoría que conserva los principios que esta histórica carrera tuvo en sus orígenes a finales de la década de los 70.
Julián, que ya había completo con éxito la pasada edición del Dakar sin ningún tipo de ayuda, se queda fuera de la carrera de este año tras caerse a 130 km/h en un tramo rápido tras afrontar una curva. Ahora toca descansar, recuperarse en casa y volver a pensar en la edición 2019.
Hoy sábado el Dakar aronta su séptima etapa entre La Paz y Uyuni, con una larga especial de 425 kilómetros y un enlace de 302 kilómetros.