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Un Juzgado de Oregón ha condenado al Departamento de Policía del estado a pagar 180.000 dólares (unos 166.000 euros) a un motorista que sufrió la agresión de un agente de la ley durante una persecución que se produjo en el año 2012. Los hechos fueron grabados por la cámara del vehículo policial, y han servido para demostrar que el agente Robert Edwards se excedió en sus funciones durante la detención de Justin Wilkens, que ha estado cuatro años peleando en los tribunales para defender su caso.
La grabación, tomada en 2012, muestra el vehículo policial de Robert Edwards -sin distintivos, sólo luces ocultas- circulando por una carretera hasta que es adelantado por Edwards, que circula sobre una Aprilia Tuono. El motorista adelanta legalmente, pero acto seguido sobrepasa a una camioneta con doble línea continua superando además el límite velocidad, momento en el que el policía sale en su búsqueda.
Comienza entonces una persecuión que durará cerca de tres minutos en la que el motorista no se percata de que está siendo perseguido por un agente de la ley, ya que en ningún momento enciende las luces ocultas. Al llegar a un cruce, Justin Wilkens se da cuenta de que pasa algo extraño y decide parar, pero justo en ese momento es embestido por el coche de Edwards, que acto seguido se baja del vehículo y a punta de pistola obliga al motorista a tirarse al suelo, previa patada a la altura del pecho.
Tras cuatro años de pelea, Wilkens ha logrado demostrar la mala actuación del policía, y recibirá 31.000 dólares en concepto de facturas médicas (se rompió la clavícula y dos costillas), 100.000 dólares por daños y sufrimiento y otros 50.000 dólares por daños punitivos, un total de 180.000 dólares.
En su defensa, el agente de policía argumentó que los frenos de su coche se habían fatigado durante la persecución y por eso no pudo evitar el impacto contra la Aprilia, una excusa que no convenció finalmente al tribunal.