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Una de las peores experiencias que puede sufrir un motorista es la de tener un accidente en carretera abierta. Los peligros a los que nos enfrentamos son múltiples: bordillos, farolas, muros, coches que vienen de frente... al final cualquier despiste puede acabar en tragedia. El vídeo de hoy es una buena muestra de que nunca debemos bajar la guardia. Dos amiguetes salen a dar una vuelta y a grabarse con su GoPro. El que va delante pilota una Suzuki GSX-R 750, mientras que su compañero le sigue en una Kawasaki KLX Supermoto.
A pesar de que su ritmo es alegre aunque sin ir a cuchillo, el piloto de la GSX-R entra algo colado en una curva de izquierdas y termina saliéndose al arcén, momento en el que pierde el equilibrio y termina con sus huesos en el suelo. La moto empieza a dar vueltas de campana mientras se va desintegrando poco a poco. El chico sufrió varias contusiones y un par de quemaduras sin importancia, eso sí, el disgusto de ver su moto destrozada no se lo quita nadie.