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Georgia, Estados Unidos. Dos motoristas que salen de ruta un fin de semana se encuentran con un atasco en plena autopista. En lugar de aminorar la marcha y circular entre los coches a une velocidad moderada, mantienen el mismo ritmo hasta que un coche se cruza de carril sin mirar y sin poner el intermitente provocando el brutal choque del primer motorista.
¿De quién es la culpa? De las dos partes: del motorista por ir demasiado rápido y del coche por cambiar de carril sin mirar y sin indicarlo adecuadamente. A pesar del impacto, el el accidentado sólo sufrió la rotura de su muñeca derecha.