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Este disco de freno se usa en MotoGP, y ahora lo puedes montar en tu moto

Publicado el 26/06/2025 en Artículos

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TCJavier Ortega
Redactor

Cuando hablamos de mejorar nuestra moto, casi siempre empezamos por lo mismo: que si un escape que suene más gordo, que si una centralita para rascar un par de caballos, que si unas estriberas más retrasadas.... son cosas que molan, que se ven y se oyen. Pero, ¿cuándo fue la última vez que pensaste seriamente en tus frenos? Solemos acordarnos de ellos solo cuando nos llevamos un susto, cuando esa maneta se vuelve blandengue bajando un puerto o cuando el ABS salta porque no hemos podido dosificar bien.

Y es curioso, porque de todo lo que lleva tu moto, los frenos son, sin duda, lo que más te puede salvar el pellejo junto con unos buenos neumáticos. Son esa red de seguridad invisible que te permite disfrutar de todo lo demás. Es la confianza ciega de saber que, cuando tires del ancla, la moto va a responder. Con contundencia, sí, pero también con tacto, sin sorpresas.

Durante años, hemos visto a los prototipos de MotoGP como motocicletas llegadas de otro plante, y en parte lo eran. Su tecnología punta parecía un tesoro guardado bajo siete llaves por los equipos de competición. Pero algo está cambiando. Esa línea que separaba el paddock de un Gran Premio y el garaje de tu casa se acaba de borrar de un plumazo.

Y la culpa la tiene Galfer, que ha decidido que ya era hora de que los moteros de a pie pudiéramos sentir lo mismo que un piloto del mundial. Su nuevo disco, el Floatech Road, no está "inspirado" en la competición. Es, literalmente, la tecnología que gana carreras, adaptada para que tú y yo la podamos disfrutar.

Da igual la moto que tengas. Una R que solo sacas los domingos, una naked con la que te metes en la jungla urbana cada día o una trail con la que sueñas con cruzar los Alpes. Unos buenos frenos te cambian la vida.

Si tienes una deportiva, lo tienes claro. Quieres poder frenar más tarde que nadie, sentir que la moto se clava justo en el vértice y que, después de diez vueltas a fuego, la maneta sigue estando en su sitio, dura y precisa. Lo peor que te puede pasar es el fading, ese momento de pánico en el que aprietas la maneta y notas que se hunde sin que la moto decelere como debería. Es el calor, tu peor enemigo, venciendo a tus frenos de serie.

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Pero vámonos a la vida real. Llevas una naked, vas por la ciudad, y el típico coche decide que su carril es el tuyo sin poner el intermitente. Ahí no necesitas una frenada de MotoGP, necesitas una frenada predecible. Un primer mordiente que te dé confianza y una capacidad para regular la presión al milímetro para no clavar la rueda y acabar en el suelo.

O piensa en esa trail, cargada hasta los topes con las maletas, tu pareja y la tienda de campaña. Bajando ese puerto de montaña que tanto te gusta, tus frenos están soportando un castigo brutal, un calor constante que los componentes de serie simplemente no están preparados para aguantar. Es ahí donde un disco normal puede llegar a deformarse, a alabearse, y empiezas a notar esa vibración tan desagradable en la maneta que te dice que algo no va bien.

Mejorar los discos no es una fantasmada de circuito. Es, probablemente, la mejora más inteligente que le puedes hacer a tu moto. Porque no se trata solo de ir más rápido, se trata de ir más seguro, de tener el control. Y cuando tienes más control, disfrutas mucho más del camino.

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Vale, ¿y qué tiene un disco "pata negra"?

Para entender por qué lo de Galfer es una pasada, hay que saber un poco de qué va esto. Olvídate de los discos macizos de hace mil años. Hoy, lo que manda en el alto rendimiento son los discos flotantes. El nombre ya te da una pista. No son una sola pieza. Tienen un núcleo de aluminio (lo que atornillas a la llanta) y una pista de frenado de acero (donde muerden las pastillas). ¿Y por qué separados?

Imagina el calor que se genera ahí. La pista se pone al rojo vivo, y como cualquier metal, se expande. Si fuera una sola pieza, esa dilatación crearía unas tensiones brutales que acabarían por doblar el disco como si fuera un plato de plástico. Al estar "flotando", unida al núcleo por unos remaches, la pista puede expandirse a su antojo sin deformar nada. Además, este pequeño juego le permite alinearse perfectamente con las pastillas en cada frenada. El resultado es un tacto más directo y un desgaste uniforme.

Suena genial, ¿verdad? Pues tenía sus pegas. Esos remaches, con el tiempo, podían coger holgura. De ahí venía el clásico "castañeo" o soniquete metálico de muchos discos de competición en parado. Y lo que es peor, esa holgura podía afectar al tacto del freno. Era el precio a pagar por el rendimiento. Hasta ahora.

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Floatech Road: La magia de MotoGP en tu rueda

Aquí es donde los ingenieros de Galfer, que de esto saben un rato y llevan desde 1952 en la brecha, han dado un golpe en la mesa. Su tecnología Floatech lleva años barriendo en Moto2 y Moto3, ayudando a gente como Ai Ogura a ser Campeón del Mundo. Y ahora, han pensado: "¿Y por qué no para la calle?".

La clave de todo está en cómo han unido la pista y el núcleo. Han mandado a paseo los remaches de toda la vida y han patentado un sistema de pines y arandelas que es pura orfebrería. Esto consigue una flotabilidad mucho más precisa y controlada. Traducido para nosotros: se acabó el soniquete. Se acabaron las vibraciones raras. Se acabó que el disco coja holguras con el tiempo.

Lo que consigues es un tacto de freno increíblemente puro. Desde el primer roce de la pastilla hasta la frenada más salvaje, la conexión entre tu mano y la rueda es total. Y lo mejor de todo es que este sistema mantiene sus propiedades intactas, da igual si los frenos están helados o echando humo. La maneta siempre se siente igual, la frenada siempre es la misma. Esa es la tranquilidad que te da un componente desarrollado en la élite.

Además, esta alineación perfecta tiene un efecto secundario maravilloso: las pastillas no rozan inútilmente contra el disco cuando no estás frenando. Esto, que parece una tontería, hace que la rueda gire más libre y, sobre todo, que las pastillas de freno te duren bastante más. ¡Que no están las cosas como para ir tirando el dinero!

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Adaptado para la batalla del día a día

Obviamente, no es lo mismo frenar a 350 km/h en Mugello que hacerlo en una rotonda de tu ciudad. Galfer lo sabe. Por eso, el Floatech Road es una adaptación inteligente. La pista de acero, con su corte a láser y su alto contenido en carbono, tiene un diseño específico para que la frenada sea potente, sí, pero también progresiva. Para que puedas controlar la moto con un solo dedo si hace falta, tanto para parar en un semáforo como para apurar en esa curva que te conoces de memoria.

Y para que te quedes del todo tranquilo, cada uno de estos discos viene con la certificación ECE R90. Este es el sello oficial que te dice: "Este componente es totalmente legal, ha pasado las pruebas más duras y es 100% seguro para usarlo en la calle". No es una pieza de competición que montas por tu cuenta y riesgo. Es tecnología de élite homologada para ti.

En resumen, lo que Galfer ha puesto sobre la mesa es algo muy gordo. Es la oportunidad de montar en tu moto el fruto de años de desarrollo al más alto nivel. Es sentir la misma confianza y seguridad que un piloto profesional, pero a un precio que no te obliga a hipotecar la casa.

Tags: disco, freno, galfer, Floatech .


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