Desventajas de la S1000RR
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Hay que subrayar que el piloto, en este caso, es de unas dimensiones y peso nada comunes, cada vez las menos comunes para conducir una deportiva (115 kilos); “Vamos dos”, suelo decir para que los demás se hagan una idea; y además teniendo en cuenta que muchas de las frenadas, sobre todo las de final de recta, fueron especialmente salvajes. Dado que bajo la funda plástica se adivina unos latiguillos de trenzado metálico, todo apunta a la bomba Nissin como el elemento que acusa esta particular fatiga en circunstancias extremas.
2.- Una pega únicamente si pensamos exclusivamente en la entrada en pista. Nada más. Una pega vista tan sólo desde esa estrecha ventana, aunque más bien supone un peaje desde el punto de vista del todouso. Hablamos de un desarrollo largo hasta el infinito.
Ni siquiera recurriendo a los circuitos más rápidos de El Mundial, creo que esta BMW S 1000 RR alcanzaría su velocidad punta tal y como nos la entregan en el concesionario. Más bien sería cuestión de llevarla a un anillo de velocidad como los del INTA o el Guinardó.
Este desarrollo inagotable adquiere sin embargo un mayor sentido a la hora de civilizar y poner en la calle esos 193 CV absolutamente reales, por todas las referencias de pruebas en banco que nos han llegado. De hecho tuve la oportunidad de verificar esa docilidad dosificando micrométricamente el puño rodando en una tanda con la pista completamente mojada y otra con el asfalto semiseco, incluso conmutando el menú de conducción del modo “RAIN” (sólo rinde así 150 CV) directamente al modo “RACE”, sin pasar por el “SPORT”.
Sin embargo, sí es cierto que en un circuito medio, con ese desarrollo, nos sobra la mitad de la caja de cambios. La S 1000 RR se merendaba la recta de la pista manchega en tercera y tan sólo daba tiempo a poner la cuarta, más que nada por dar un instante de respiro al motor, justo antes del cartel de doscientos. Cabría decir, para el que no la conozca, que esta recta es más bien corta y desde luego con toda la razón, sin embargo tuve ocasión de comprobar detenidamente durante repetidas vueltas y gracias a la colaboración de un compañero, cómo la BMW hacía cualquier curva, y sobre todo la recta, con una marcha menos que otros erre erre completamente de serie que entran en directa competencia con la alemana, mermándole sensiblemente y perdiendo la partida en aceleración, si bien teniendo en cuenta que iba lastrada con el peso del “superpiloto” que suscribe. Aunque, no me cabe la menor duda de que, con otra relación de corona, la S 1000 RR hubiera ganado de calle.
No obstante y a pesar de ese desarrollo infinito, se pueden lograr unos tiempos sorprendentes con este auténtico pepino germano.