
El pasado 3 de agosto arrancaron en Barcelona las obras de asfaltado del carril bus de Gran Via entre Plaza de Espanya y Plaza Cerdà, y lo hicieron además con polémica. Los responsables de llevar a cabo este proyecto tuvieron la genial idea de delimitar la zona de obras plantando un tramo de quitamiedos de un kilómetro de recorrido, con el objetivo de separar la zona de obras del resto de carriles de circulación.
La decisión, según el Ayuntamiento dirigido por Ada Colaù, se debe a cuestiones de espacio. La idea inicial era colocar los típicos separadores de hormigón o de plástico relleno de arena, pero al ser más anchos habrían obligado a cortar también uno de los carriles de circulación, dejando un único carril en Gran Via sentido L'Hospitalet, lo que habría creado "atascos importantes" de acuerdo a un portavoz del Ayuntamiento. Otra de las razones que argumentaron fue la velocidad máxima de la vía, limitada a 50 km/h y en línea recta, danto a entender que los quitamiedos no suponen peligro alguno para los motoristas.
Sin embargo, miembros de la oposición, colectivos moteros y miles de motoristas han criticado duramente la colocación de estas cuchillas asesinas en pleno centro de Barcelona, una de las ciudades con mayor número de motocicletas del mundo. Por fortuna, el Ayuntamiento parece haber reaccionado a tiempo y ha ordenado la colocación de una banda SPM en la parte inferior de los quitamiedos, evitando así cualquier posible impacto contra la base de los mismos. La colocación de estas planchas comenzó esta pasada madrugada.
Las obras de asfaltado del carril bus finalizarán
la última semana de agosto.
Fotografía de portada:
@albertofdezxbcn