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Después de que Dorna y HRC renovasen su contrato de colaboración para seguir suministrando los motores de la categoría de Moto2 hasta 2018, la FIM abre ahora el plazo para hablar con las demás marcas y decidir qué motores se utilizarán en la categoría intermedia del Mundial de Motociclismo a partir de 2019.
En esta primera ronda de conversaciones, tanto la FIM como Dorna quieren ver qué fabricantes son capaces de comprometerse a suministrar propulsores que sean, por un lado, económicos (el motor actual deriva de la CBR 600RR), y por otro, que ofrezcan un rendimiento acorde con la categoría de Moto2. A finales de año, tras conocer todas las propuestas, sabremos qué marca consigue el contrato de suministro de motores a partir de 2019.
Moto2 nació en 2010 sustituyendo a las ya veteranas 250 de dos tiempos, un año en el que Toni Elías se convirtió en el primer campeón del mundo de esta categoría. Deste entonces y hasta ahora, Honda ha sido la única marca que ha suministrado todos los motores, que se entregan por sorteo a todos los equipos a primeros de año. Durante estos cinco años, el motor de la Honda CBR 600RR se ha mostrado tremendamente fiable -casi no se ven roturas en Moto2-, pero también ha sido muy criticado por ser un motor de calle con límites para el mundo de la competición. No hay más que ver el cárter de tipo seco o las dimensiones del propio motor (más ancho que el de una MotoGP) para darse cuenta de que es un propulsor pensado para una moto de calle.
Uno de los problemas a los que se enfrentará Dorna y la FIM es, precisamente, encontrar un fabricante que tenga un motor de 600 cc y cuatro tiempos con la última tecnología. Las marcas han centrado todos sus esfuerzos en las motos de 1000 cc, no hay más que ver las presentaciones recientes de la Yamaha YZF-R1, Ducati 1299 Panigale o la BMW S1000 RR 2015 para comprobar que el segmento supersport está todavía muy retrasado. ¿Habrá alguna marca que se atreva a quitarle a Honda el trono de Moto2? Lo sabremos a final de año.