Bruno Sánchez![]() Redactor |
¿Qué me dices si te cuento que hay un planazo a la vuelta de la esquina para disfrutar de un Campeonato del Mundo en directo, con acceso libre a casi todo el circuito y sin tener que vender un riñón para pagarlo? Te voy a dar tres motivos de peso por los que este año, sí o sí, tienes que peregrinar a MotorLand Aragón del 26 al 28 de septiembre para el Mundial de Superbikes.
Vamos a empezar por lo más gordo, por lo que diferencia a WorldSBK del Mundial de MotoGP: la cercanía. Olvídate de las vallas, los pases VIP inalcanzables y de ver a tus ídolos a cincuenta metros de distancia. El paddock de Superbikes en Aragón es un garaje a escala gigante, un hervidero de actividad donde tú eres el protagonista y que mima al aficionado.
¿Qué significa esto en la práctica? Pues que vas a estar paseando al lado del box de Bautista, o viendo cómo los mecánicos de Toprak trabajan a contrarreloj en su BMW. Y de repente, ¡zas!, te cruzas con Jonathan Rea volviendo del hospitality y puedes pedirle una foto sin que un par de guardaespaldas te miren mal. Esa sensación de ser parte del cotarro, de estar donde se cuece todo, es brutal. Y el Paddock Show, con entrevistas y firmas, es el punto de encuentro perfecto para rematar la jugada.
Pero espera, que la cosa se pone aún mejor. Cuando crees que ya lo has vivido todo, llega la Fan Bike Parade. Al acabar el lío del domingo, el circuito abre sus puertas para que entres CON TU PROPIA MOTO. ¿Te imaginas bajando por el sacacorchos de MotorLand, abriendo gas en la gigantesca recta de atrás, sintiendo el asfalto del mundial bajo tus ruedas? Te lo digo yo: es una experiencia casi mística, de esas que cuentas a tus nietos.
Se acabó el estar quieto: el circuito es tu patio de recreo
¿Estás hasta el gorro de comprar una entrada carísima para quedarte ocho horas plantado en la misma butaca, viendo solo un par de curvas? Bienvenido al club. Pues en Superbikes Aragón, esa dictadura se ha terminado. Aquí tu entrada es un pase a la libertad. Te da acceso a las gradas principales y al paddock, sí, pero sobre todo te da permiso para patearte el circuito como si fuera el jardín de tu casa.
Esto cambia las reglas del juego por completo. Te puedes montar tu propio plan de fin de semana. ¿Que quieres flipar con la salida y el estruendo de la primera curva? Te plantas en la grada 1. ¿Que para la carrera de Supersport te apetece más ver las apuradas de frenada y los hachazos? Te mueves a otro punto. ¿Que quieres pillar el mejor sitio para ver cómo se decide todo en el curvón de entrada a meta? Pues te vas para allá. Te mueves, exploras, buscas el ángulo perfecto… vives el Gran Premio de una forma activa, no como un mero espectador estático.
Un planazo de finde que tu cartera va a agradecer (y mucho)
Vamos a lo que a todos nos preocupa: la pasta. Estamos malacostumbrados a precios desorbitados, pero este evento es un soplo de aire fresco. La entrada para los tres días te va a costar 50 euros, la mitad que en MotoGP. Por tres días de acción sin parar. Haz números y compáralo con otros saraos y verás que es prácticamente un regalo.
Pero es que la cosa no acaba ahí. Si eres de los que les mola el rollo campista y vivir la experiencia a tope, tienes que probar la Race Camp Experience. Por 150€ por parcela (donde caben hasta 4 personas, así que si vas con colegas te sale a precio de risa), montas tu chiringuito con tu furgo o autocaravana dentro del circuito. ¿Te imaginas lo que es despertarte por la mañana, abrir la puerta y tener el curvón final de MotorLand a tiro de piedra mientras escuchas los motores rugir? Es el sueño húmedo de cualquier quemado.
Y para rematar el ambiente de hermandad motera, han metido la opción de entrada con el almuerzo incluido. Porque no hay nada más nuestro que un buen almuerzo para coger fuerzas. Todo está pensado para que disfrutes, para que vivas un fin de semana de motos en estado puro, sin dejarte un dineral por el camino.
Y si te quieres dar el capricho…
Igual eres un sibarita y te apetece vivirlo a cuerpo de rey. Pues también han pensado en ti. Existe el Rider Pack VIP, que son 250 €. Es más pasta, obviamente, pero es que juegas en otra liga: acceso a una sala climatizada encima de los boxes con catering, terraza privada para ver la parrilla de salida desde el mejor sitio posible, parking VIP… vamos, un lujo. Para un capricho o incluso un regalo especial, es una opción a tener muy en cuenta.
En resumen: tienes acceso hasta la cocina del campeonato, libertad total para moverte por el circuito, un precio que parece una broma y, por si fuera poco, vas a ver carrerones de tíos que se están jugando el Mundial a cara de perro, porque a finales de septiembre el campeonato está que arde.