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El TT de Assen se convirtió hoy en el escenario de un auténtico espectáculo: Marc Márquez se anotó su 68º triunfo en la categoría reina, igualando al legendario Giacomo Agostini, y sumó su tercer doblete consecutivo este curso tras sus victorias en Mugello y Aragón. La carrera, a 26 vueltas bajo un sol que rondaba los 24 °C, fue una montaña rusa de sensaciones, con tiempos pegados y un ataque final que demostró la maestría del piloto del Ducati Lenovo Team.
La salida fue todo menos tranquila. Fabio Quartararo se desinfló desde la pole, Bagnaia y Álex Márquez tomaron las riendas, y Marc, como un lobo listo para su presa, aprovechó el tropiezo del francés para situarse tercero de inmediato. En apenas unas curvas, se colocó tras Pecco y su hermano, y en la curva de entrada a la chicane final, firmó un adelantamiento limpio para encabezar el grupo con 20 vueltas restantes.
Pero el ritmo… ese fue el arte de Marc. No el más rápido, pero sí el más astuto. “He ganado sin ser el más rápido, simplemente gestionando la carrera como yo quería”, reconoció al bajarse de la moto. Su estrategia fue clara: diez vueltas a ritmo constante, luego apretar casi cuatro décimas por vuelta, aguantar a Bezzecchi y, en el tramo final, meter un punto más pasando a su particular modo “modo Márquez”, sin necesidad de ir al 100 %.
Marco Bezzecchi, piloto de Aprilia, se lució y sostuvo el tipo, acabando justo detrás, mientras Bagnaia completó el podio a dos segundos del líder. Un triunfo trabajado: “Lo he conseguido, he bajado casi cuatro décimas y he empezado a hacer mis mejores vueltas personales. Cuando he visto que Bezzecchi era el segundo, he arriesgado, pero no al máximo… porque sé que para mí un segundo puesto era buenísimo”.
El lado amargo no tardó en aparecer: Álex Márquez, su hermano y rival directo en la clasificación, protagonizó una caída durante el sexto giro en un mano a mano con Pedro Acosta. Por fortuna, se levantó solo, aunque con fractura en un dedo de la mano izquierda, lo que le obliga a pasar por quirófano y bajarse de la tabla de puntos en dos Grandes Premios. Su hermano mayor no ocultó esa preocupación: “Estoy contento, no al 100 % … mi padre me ha dicho que Álex se ha lesionado un dedo. Es mi principal rival para el mundial, y los quiero a todos en pista, sobre todo si es tu hermano. Le deseo una pronta recuperación”.
Ya en el podio se le notaba menos eufórico que en otros circuitos: “No estoy contento al 100 %, sé que debería estarlo, pero la familia es la familia… de los principales rivales por el mundial, es el que está más cerca”. El triunfo, sí; la alegría, algo enturbiada por la caída familiar.
Entre risas y agradecimientos, también hubo guiño para Ducati: “Quiero darle las gracias a Ducati. El viernes acabaron tarde por la noche, les rompí dos motos… Les dije bromeando ‘este era el Marc de hace seis años’ (risas). Pero este año he podido tener sangre fría tanto sábado como domingo”. Algo cambió del Márquez más salvaje al gestor calculador: una mezcla de Ducati moderna, experiencia acumulada y el ansia de dominar cada fase de la carrera.
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Esa ganancia de puntos le catapulta a 307 puntos, con una ventaja de 68 sobre Álex (239 p.) y 126 sobre Bagnaia (181 p.): “68 puntos ya empieza a ser una ventaja considerable. Toca gestionar en los momentos difíciles, y saber aceptarlo cuando no se pueda. Lo que me mantiene alerta es que ahora entramos en un momento de la temporada en que, con una lesión, te saltas dos carreras seguidas, un pequeño dedo o fractura son dos carreras, y si el otro lo hace bien, pierdes esos 70 puntos si el otro lo hace bien. Hay que estar concentrados, el viernes ya tuve dos sustos grandes, hoy le ha pasado a Álex, espero que no se lesione nadie, pero es el riesgo que corremos, la esencia del motociclismo, saber gestionar los límites".