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Este fin de semana, el circuito de Assen se tiñe de rojo y blanco para homenajear una joya del pasado. Yamaha ha decidido echar mano de su archivo más icónico y rendir tributo a los gloriosos años de la Superbike con una decoración especial que recuerda a la mítica YZF-R7 de 1999, aquella que pilotaba Noriyuki Haga con tanto estilo como salvajismo.
Tanto el equipo Monster Energy Yamaha MotoGP como el Prima Pramac Yamaha MotoGP saldrán a pista este domingo luciendo una decoración que no pasa desapercibida. Todo el conjunto ha sido vestido con el mismo uniforme: motos, monos, cascos, guantes, botas, camiones… hasta el último destornillador podría haber salido del año 1999.
El momento estelar de esta puesta en escena tuvo lugar el viernes por la tarde, cuando en plena recta de meta de Assen se alinearon las cuatro MotoGP con esta estética retro junto a una auténtica YZF-R7 original, como para que no quedaran dudas de la inspiración. Puro espectáculo visual y un golpe de efecto que ha gustado tanto a fans como a nostálgicos del paddock.
Este despliegue forma parte de las celebraciones del 70º aniversario de Yamaha Motor, que se fundó oficialmente el 1 de julio de 1955. En estas siete décadas, la marca ha acumulado un palmarés que mete miedo: 39 títulos de pilotos, 37 de constructores y 7 como equipo en el Campeonato del Mundo de Velocidad. Casi nada.
La idea detrás de esta jugada no es solo estética. Desde la dirección de Yamaha se insiste en que esta unión visual entre los dos equipos de MotoGP simboliza un cambio de mentalidad: dejar de ir por libre y remar en la misma dirección. Una declaración de intenciones que va más allá de los colores del carenado.
¿Y por qué la R7 de 1999? Pues porque es una de esas motos que se ganó un hueco en el corazón de los aficionados. Solo se fabricaron 500 unidades para homologarla en Superbikes, y su ficha técnica era pura dinamita: motor de 749 cm³, cuatro cilindros en línea, 20 válvulas, 106 caballos de serie (aunque con kit de competición se decía que pasaba de los 160), y un peso en seco de solo 176 kilos. Componentes de primer nivel como suspensiones Öhlins y frenos tope de gama completaban un conjunto que era, básicamente, una moto de carreras con matrícula.
Hoy, esa misma filosofía vuelve a escena, al menos en lo visual. Quartararo, Rins, Miller y Oliveira saldrán a pista en Assen con trajes a juego con sus motos, recordando aquellos tiempos en los que los carenados eran simples, los colores vibrantes y el espíritu competitivo lo era todo.
Fabio Quartararo, visiblemente entusiasmado con el cambio de look, afirmó: "Hoy pudimos mostrar la decoración con la que correremos este domingo para celebrar el 70º aniversario de Yamaha. El esquema de colores especial es bonito, y creo que hará que este fin de semana del Gran Premio sea aún más memorable. Le da un poco de emoción extra."
También Álex Rins destacó lo especial de esta cita: "Este GP es una ocasión especial para Yamaha, ¡y tener una decoración nueva siempre es agradable! Nos hemos coordinado al máximo para que el mono, las botas, los guantes y el casco combinen con la moto, ¡y me encanta cómo se ve en general! Espero que a los fans también les guste."
Detrás de esta iniciativa está un mensaje claro de unidad dentro de la marca, tal como explicó Paolo Pavesio, director general de Yamaha Motor Racing: "Hoy fue un momento realmente simbólico, ya que ambos equipos de Yamaha en MotoGP se unieron en la parrilla, mostrando las cuatro motos junto a la icónica YZF-R7 de 1999. El poderoso efecto visual de los dos equipos usando la misma decoración representa más que una presencia compartida en pista: refleja nuestra nueva mentalidad estratégica de este año: somos uno y somos más fuertes juntos."
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