![]() @todocircuitoweb |
Si alguna vez te pillaste soñando despierto con una finca donde pudieras arrancar una moto a las 7 de la mañana sin que nadie te diga nada, te avisamos: ese lugar existió, y estaba en Parma, Idaho. El problema es que ya cambió de dueño, así que por ahora, tocará seguir mirando el jardín del vecino con un poco más de resignación. Pero vamos a contarte cómo era esta maravilla sobre ruedas.
En plena frontera entre Idaho y Oregón, a tiro de piedra de Boise, se encuentra una propiedad que más que una casa parece sacada del mapa de un videojuego de motocross. Nada de jardín con césped y barbacoa eléctrica. Aquí hablamos de 170.000 m2 de pura gasolina y adrenalina, con no una, sino dos pistas de motocross con sistema de riego incluido. Sí, como si fueran campos de golf, pero con tierra, saltos y barro. Que se note que aquí se viene a volar, no a pasear.
La casa en sí tampoco está nada mal. Una construcción de 316 metros cuadrados que, según la descripción del anuncio inmobiliario, “recibe abundante luz natural a través de sus enormes ventanales”, y cuenta con una chimenea que hace que el salón parezca “especialmente acogedor”.
Pero eso es solo el principio. Si sales al patio trasero, no te vas a encontrar con la típica tumbona descolorida. Aquí hay un jacuzzi empotrado con cascada, una cocina exterior con horno para pizzas, piscina, fogata a gas y hasta una casa de piscina. Básicamente, el paquete completo para terminar el día con una birra en mano después de hacer el cabra con la moto.
Pero la cosa no se queda en las dos ruedas. El lugar tiene un gimnasio CrossFit totalmente equipado (sí, ese en el que te apuntas una vez y luego no vuelves), una cancha de baloncesto cubierta, pista de karts con sus propios coches, y una zona de BMX que haría salivar a cualquier adolescente con casco y GoPro.
Y por si todo eso no fuera suficiente, hay un estanque enorme con cuerda de 15 metros para lanzarte al agua como Tarzán, rampas para wakeboard, moto de agua, una zona de vóley playa con arena real (nada de gravilla cutre), y por supuesto, un Tiki Hut, una cabaña de estilo hawaiano.
El anuncio tampoco escatimaba en detalles: “El taller de gran tamaño es perfecto para guardar todos tus juguetes y equipos extra”. Y claro, porque después de tanto juguete a motor, algo de orden tiene que haber. También hay espacio para caballos o vacas, si te va el rollo más rural o simplemente quieres que alguien te mire raro mientras haces caballitos con la 450.
Por si a alguien le interesa soñar con cifras, la propiedad se vendía por unos 3,5 millones de dólares, que al cambio de hoy son más o menos 3,2 millones de euros. ¿Mucho dinero? Puede ser. Pero si lo piensas, por todo lo que trae, casi parece una ganga en comparación con lo que cuesta un pisito con terraza en el centro de cualquier ciudad.
Leer también: Goodyear está haciendo mesas con sus slicks usados, y no son tan caras como piensas