![]() Síguenos en WhatsApp |
El mítico rugido de Harley-Davidson podría empezar a sonar bastante más apagado en Europa. Y no por falta de pasión, sino por culpa de una tormenta arancelaria que amenaza con dejar fuera de juego a la marca de Milwaukee en el Viejo Continente. La causa: un posible incremento de los aranceles europeos hasta el 56% para las motos fabricadas en EE. UU., una medida que desde la propia Harley tildan de "devastadora" e "indefendible".
Jonathan Root, director financiero y presidente comercial de Harley-Davidson, fue claro durante su comparecencia ante un subcomité del Congreso estadounidense: “Mi petición hoy es simple, y es justicia. Está muy claro que Harley-Davidson está siendo discriminada y políticamente señalada por la Unión Europea y Canadá”.
La raíz del problema viene de lejos. Allá por 2018, Harley ya tuvo que asumir un sobrecoste de 166 millones de dólares debido a los aranceles derivados de otra guerra comercial, y en lugar de repercutir ese gasto en sus clientes, la empresa decidió cargar con el golpe. Ahora, con esta nueva amenaza arancelaria, la situación se complica aún más. “Ciertamente no pedimos proteccionismo, sino equidad”, añadió Root. “Un arancel del 56% es indefendible y afectará nuestra capacidad para vender motocicletas en Europa”.
Para ponerle números al drama, basta con mirar a Dinamarca. Según Root, una Harley-Davidson Road Glide, que tiene un precio de partida de 28.000 dólares en EE. UU., podría alcanzar los 124.000 dólares (unos 112.000 euros) en tierras danesas si se suman los aranceles de la UE, el IVA del 25% y un impuesto de lujo del 150%. Casi lo que cuesta un piso pequeño en Copenhague.
Y aunque Dinamarca no sea un mercado especialmente grande para las dos ruedas, la alarma suena fuerte si se considera el conjunto europeo. En 2024, Harley matriculó 25.860 motos nuevas en Europa, frente a las 94.383 unidades en su país natal. Esto incluye mercados clave como Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España.
La compañía también defendió su compromiso con el empleo local. Root recordó que entre el 70 y el 80% de los componentes que montan las Harley proceden de proveedores estadounidenses, y que la marca emplea a 4.500 trabajadores en EE. UU., de un total global de 5.500.
En medio de este fuego cruzado de aranceles y tensiones comerciales, Harley no está sola. La Unión Europea incluyó a las motos estadounidenses en su lista negra como respuesta a las políticas de la administración Trump, que impuso aranceles del 25% al acero y al aluminio importados. Desde entonces, las represalias han ido subiendo de tono y se avecina una nueva ofensiva comercial con fecha marcada en rojo: el 9 de abril, cuando entrarán en vigor las nuevas tasas europeas.
Mientras tanto, la competencia europea —BMW, Ducati, Triumph y compañía— observa desde la barrera con relativa calma. Estas marcas no solo gozan de buena salud en sus mercados locales, sino que también venden con éxito en el extranjero. El analista financiero Michael Uhlarik advertía hace poco en declaraciones al Wall Street Journal que “incluso un aumento del 10% al 20% en los precios, sumado a la antipatía hacia las marcas estadounidenses, sería una sentencia de muerte” para firmas como Harley.
Leer también: Ahora puedes tener en tu garaje una BMW M 1000 RR oficial del BSB ex-Leon Haslam
La gran incógnita ahora es si la compañía americana se moverá para evitar el golpe, como hizo en el pasado abriendo una fábrica en Tailandia para saltarse aranceles. Pero ni siquiera eso parece una garantía esta vez. Según fuentes del Congreso, ni las Harley fabricadas fuera de EE. UU. se librarían del castigo arancelario.