
La policía francesa ha iniciado una curiosa campaña para protestar por las presiones que reciben de sus superiores para incrementar la recaudación por multas de velocidad. Los gendarmes galos han empezado a tapar con bolsas de plástico cientos de radares fijos ubicados en diversos puntos del país, una acción castigada con hasta cinco años de cárcel y una cuantiosa sanción económica.
Los agentes denuncian que se ha establecido una cuota mínima de multas para que los agentes puedan acceder a un bonus a final de mes, de modo que a mayor número de sanciones, más se incrementa su nómina. Con esta protesta, la policía francesa también quiere alertar a la población sobre la ubicación de cientos de radares en tramos no peligrosos cuya una única función es la recaudar más dinero, y de paso limpiar su imagen y no parecer meros recaudadores de impuestos.
En 2011, el Gobierno francés recaudó un total de
700 millones de euros en sanciones denunciadas por radares de velocidad fijos, el doble que hace cinco años. La tasa de mortalidad en las carreteras del país vecino
se ha reducido un 9% en los primeros diez meses de 2012 en comparación con el año anterior, por eso los agentes no entienden que todavía se sigan instalando más y más radares.
Puedes ver un
reportaje en francés con los policías saboteando los radares
aquí (está desactivada la inserción en Youtube).