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Jack Miller fue, con diferencia, la gran sorpresa del Gran Premio de Portugal. El piloto australiano afrontó la primera cita del calendario después de haber completado una pretemporada muy discreta al manillar de su nueva KTM, lejos de los tiempos que marcaba con su anterior Ducati.
De hecho, la propia fábrica de Mattighofen reconoció al cierre de los test de Portimao que la situación de sus pilotos no era la esperada, y prometieron trabajar a contrarreloj para intentar aportarles soluciones de a cara a la cita inaugural del campeonato, y parece que cumplieron con su promesa.
Miller ya avisó el primer día del Gran Premio de Portugal; el de Townsville lideró los libres del viernes y se clasificó quinto en parrilla al día siguiente, sin duda un anticipo de lo que estaba por llegar. En la Sprint Race se quedó a las puertas de debutar con KTM subido al podio, firmando la cuarta posición, y el domingo estuvo luchando por la tercera plaza durante gran parte de la prueba.
Sólo la experiencia de Brad Binder sobre la KTM y la velocidad punta de las Ducati de Johann Zarco y Álex Márquez frenaron las aspiraciones de Miller, que acabó cruzando la línea de meta en séptima posición y con una sonrisa en el rostro.
Recordando lo ocurrido el domingo, el de KTM lamentó que "cada vez que adelantaba a las Ducati, ellos contraatacaban en la recta". Miller aprovechó la agilidad de la RC16 para ganar posiciones en el T4 de Portimao, el más técnico y complejo, pero luego perdía lo ganado en la larga recta del trazado luso: "Empujé al máximo para pasarles, pero era imposible. En la lucha contra la Ducati sufrí en las rectas. Aparte de eso, la moto funcionó muy bien, el desgaste de los neumáticos fue muy bueno, así como el feeling con ellos. En general, fue un buen fin de semana".
Miller, un piloto con un largo pasado en Ducati, reconoció entre risas que "fue extraño estar al otro lado de la mesa" sufriendo en sus carnes la velocidad de la Demosedici. En cualquier caso, cree que la KTM no está tan lejos: "Ahora estamos peleando contra la potencia de las Ducati y tenemos que lidiar con eso. Nuestro motor rinde muy bien, salíamos muy rápido de la última curva. Pero a partir de la quinta marcha nos faltaba algo, especialmente con viento en contra. Podía sentir las revoluciones del motor cayendo en cuanto me salía del rebufo".
Las 25 vueltas de la carrera del domingo en Portimao fueron un largo aprendizaje para Jack Miller, que nunca había completado una distancia tan larga sobre la KTM con los mismos neumáticos: "Aprendí mucho sobre nuestra aerodinámica, nunca había llevado esta moto tanto tiempo seguido. Ahora también sé cómo se degradan los neumáticos de la KTM durante una carrera".
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El australiano asegura además haber conseguido una buena base con la moto de este año, y está convencido del potencial de la RC16 en las próximas citas que están por llegar, la primera en Argentina este fin de semana: "No queríamos volver a cambiar de moto durante el fin de semana del GP. Queríamos poner la moto en una posición en la que pudiera trabajar con ella. También lo logramos. Creo que nuestra electrónica y chasis seguirán funcionando para las próximas carreras tal y como los tenemos ahora. Físicamente, la moto es incluso menos agotadora que la Ducati", valoró Miller.