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Después de finalizar su undécima participación consecutiva, con un cien por cien de fiabilidad, Laia Sanz regresó a España este pasado sábado procedente de Jeddah, Arabia Saudí, donde el viernes concluyó la 43ª edición del Rally Dakar.
La piloto de KH-7 aterrizó en el aeropuerto de Barcelona por la tarde, pero a diferencia de las diez ocasiones anteriores, al cruzar la puerta de la terminal de llegadas no se encontró con la multitud de seguidores, amigos y familiares habitual, debido a las restricciones de seguridad por el Covid-19.
Pese a la atípica recepción, en la que sólo los medios de comunicación acreditados la esperaban, Laia Sanz dibujaba una aliviada sonrisa debajo de la mascarilla por haber superado su participación más complicada. Para la de GasGas. El mérito y la hazaña es triple: por haber aguantado hasta el final pese a la enfermedad de Lyme que padece, por haber acabado su undécimo Dakar consecutivo, algo que ningún piloto español de motos había logrado antes, y por haberlo hecho en una meritoria 17ª posición final.
Ya en casa, la de Corbera de Llobregat ha hecho balance de este último Dakar con motivo de una amplia entrevista recogida en el diario La Vanguardia, y ha dejado caer la posibilidad de no volver a competir en esta carrera sobre dos ruedas viendo el cariz que está adoptando el raid en esta nueva etapa en Arabia Saudita.
"Si me preguntas en la etapa de Neom diría que cambio al día siguiente", comenta Laia a La Vanguardia sobre la posibilidad de pasarse a los coches. "Viendo el tipo de etapas de este año, que han seguido siendo muy rápidas, cambiaría más pronto que tarde. Depende de si tienes un proyecto. Pero es un cambio que empiezo a pensar".
La catalana ha insistido en que el formato de gas a fondo no casa con su forma de entender el Dakar: "Ya no disfruto en este tipo de etapas, es un Dakar diferente al de Sudamérica, que se adaptaba mejor a mí. Ahora es muy de asumir riesgos y le voy cogiendo cada vez más respeto".
Precisamente este año, Sanz tiene intención de disputar el campeonato Extreme E formando pareja con Carlos Sainz en la que será su primera experiencia en competición sobre un vehículo de cuatro ruedas, un formato en el que intentará coger toda la experiencia posible a pesar de que dista mucho de lo que se vive realmente en el Dakar: "Es un buen paso, pero tiene el riesgo de no poder ver realmente si se me da bien o no porque son carreras muy cortas, hemos hecho un solo test y no habrá más... Pero correr en coche lo veo cada vez más próximo, y más viendo hacia dónde va el Dakar".
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Laia admite que, a nivel personal, todavía tiene "energía y motivación" para seguir haciendo grandes cosas en el Dakar al manillar de su GasGas, pero no está dispuesta a "asumir más riesgos, que es el tipo de carrera de ahora: se ha convertido en un ‘a ver a quién tiene más narices de aguantar el gas’ y me cuesta. Ya llevo años, he visto muchas caídas y así tengo poco que hacer. Siendo así, me apetece más dar el paso a los coches", concluye la piloto de 35 años.