 Alex Delgado @ADelgadoM_ | Google+ |
El mundial de Motociclismo cada vez es más caro y las categorías que más lo notan son esas en la que la repercusión mediática es más baja. Este es el caso de Moto3, que en los últimos años ha visto como marcas y pilotos han tenido que decir adiós a la categoría pequeña por los altos costes que tienen que afrontar.
Uno de los últimos en irse fue el equipo del Bester Capital Dubai, que tras varias décadas tuvieron que poner punto y final a su andadura en el Mundial de Moto3 en el Gran Premio de la Comunitat Valenciana. Algo similar hizo recientemente Jakub Kornfeil, que informaba que se veía en la obligación de retirarse al no conseguir el presupuesto que le pedían para 2020 teniendo el contrato firmado con el equipo BOE Skull Rider.
Misma situación para el Kiefer Racing, estructura que también dijo adiós a Moto2 con la intención de mantenerse con vida en el Mundial de Supersport, un proyecto que Jochen Kiefer también ha tenido que abandonar al no encontrar los fondos necesarios para afrontar todos los gastos.
Uno de los cambios más significativos que se produjo en el transcurso de 125 cc a Moto3 fue el reglamento. En él nos encontramos que los equipos tienen que pasar la temporada con seis motores de cuatro tiempos y 250cc y un límite de 13.500 rpm, dando como resultado una vida media por motor de 2.000 km.
Los equipos han visto cómo sus presupuestos han aumentado significativamente, viéndose obligados a pedirles dinero a los pilotos, que tienen que buscarse patrocinadores propios por otras vías a pesar de que la organización cubre los costes de los motores (60.000 euros en total) durante toda la temporada.
Los equipos que emplean maquinaria KTM tienen un coste de unos 245.000 € por piloto al año según publica Speedweek.com. Del monto total, 60.000 € corresponden a los motores (coste que asume Dorna), 85.000 € se destinarían íntegramente al chasis y la parte ciclo, 20.000€ son para dos motores de prueba -con los que realizar los test de pretemporada- y 80.000 € es el presupuesto para reparaciones en caso de accidente. A esto habría que sumar la nómina del piloto, en el caso de tener la suerte de cobrar, y sus costes de desplazamiento y dietas.
Los equipos oficiales y de mayor presupuesto no tienen problema a la hora de afrontar todos estos gastos y destinar una parte de su presupuesto a pagar el sueldo de sus pilotos, que son los que se juegan la vida. Otros, sin embargo, ofrecen la moto lista para correr, pero su bolsillo no les permite pagar a los pilotos, ofreciéndoles la opción de buscar patrocinadores personales en su mono y en una parte del carenado y ser ellos quienes gestionen esos ingresos.
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Tampoco hay que olvidar que, a día de hoy, todavía hay estructuras que no sólo no pagan a sus pilotos: también les obligan a aportar una parte del presupuesto anual del equipo si quieren tener opciones de seguir disputando el mundial, una política que cada vez cuenta con más detractores dentro del paddock.
