![]() @todocircuitoweb | Google+ |

Héctor Barberá se está encontrando con algunos problemas en su adaptación a la categoría de Moto2. Después de dos carreras a los mandos de la Kalex del Pons HP40, el de Dos Aguas ocupa la 16ª posición en la general del campeonato con los tres únicos puntos que pudo arañar en la cita inaugural de Losail. En Argentina, hace ahora dos semanas, Barberá no encontró el feeling necesario para ir rápido sobre una pista cambiante por culpa del mal tiempo, quedándose fuera de la zona de puntos en carrera.
Pasar de una MotoGP de 250 cv con una electrónica de última generación a una Moto2 de 600 cc y 130 cv es un cambio muy grande para un piloto que ha pasado las últimas ocho temporadas en la categoría reina. En opinión de Barberá, la conducción de su Kalex Moto2 "es más parecida a una 125 que a una 250, porque no tiene nada de potencia", y además también influye el control del embrague, un mecanismo que prácticamente ya no se emplea en MotoGP: "Al inicio salía y no entendía nada. Tengo que usar el embrague que era algo que ya no llevaba en la MotoGP y no puedes dejar la moto parada, porque hay que dejarla correr mucho en la curva", explica el valenciano en una entrevista al Diario AS.
Sin embargo, otro de los aspectos que está condicionando la adaptación de Barberá a esta nueva categoría guarda relación con su peso. A diferencia de MotoGP, donde sólo existe un peso mínimo para la moto, en Moto2 la normativa establece un límite mínimo de 217 kilos en el conjunto de moto y piloto. Esto ha obligado a muchos pilotos de la clase intermedia a ponerse a dieta para perder algunos kilos, pero en el caso de Barberá la situación es totalmente al revés.
"Llevo seis o siete kilos de lastre en mi moto, con placas de wolframio. Estoy hecho un tirillas. Peso 60 kilos y casi podría ir en la Moto3", reconoce el piloto del Pons Racing, que califica de "faena" el tener que llevar ese peso extra en su Kalex. "Lo ponemos en la parte más baja de la moto, junto al motor, y supone un peso muerto que perjudica en las inercias, ya sea en las frenadas o al dar gas", añade el piloto de 31 años.
Con una estatura de 1'69 y 60 kilos de peso, Barberá todavía tendría que coger nueve kilos para estar en un peso normal acorde con su altura. Él dice "estar intentándolo", pero le resulta "imposible coger esa cantidad de músculo y, si lo hago de grasa, luego estás gordo". Para Barberá "es más difícil ganar peso que pederlo, porque el peso de calidad, de músculo, crece poco a lo largo del año", y luego está el problema de la deshidratación: "Cogerlo de grasa es fácil, pero luego sudas más, te deshidratas y no vas bien. Tengo que beber mucho durante el GP, para estar hidratado y procurar perder el menor peso posible, sin privarme de comer. Sin embargo, luego vuelvo a casa, me pongo a entrenar y pierdo peso".
De momento, Barberá se ha fijado como objetivo engordar al menos "cinco kilos" para quitar la mayor parte del peso muerto que lleva ahora mismo en su moto.