![]() @todocircuitoweb | Google+ |
Mattia Pasini volvió a estar en el centro de atención mediática después de su victoria en el último Gran Premio de Italia. El #54 se adjudicó la victoria en su carrera de casa, y a partir de ese momento se se volvió a hablar sobre su pilotaje, caracterizado porque una discapacidad en su brazo derecho le impide utilizar el freno delantero con normalidad. Para accionarlo, tiene una doble maneta en el semimanillar izquierdo y ni siquiera utiliza el embrague para bajar marchas y parar la moto. En una categoría donde el freno motor es muy importante.
Tres meses después de ganar por primera vez en la clase intermedia, ha concedido una una entrevista con el portal británico Crash.net. En ella ha comentado las dificultades para adaptarse a Moto2 tras un cierto éxito en 125cc, categoría en la que consiguió diez victorias entre 2005 y 2009. Pasaron ocho temporadas, alguna de ellas en las que no había tenido un asiento fijo, hasta que volvió a ganar. En el mismo escenario. En la Toscana. En su Gran Premio.
La Moto2 de Pasini incorpora las manetas de embrague y freno delantero en la mano izquierda
"Desde el principio de Moto2, no encontré la forma de trabajar con esta moto. Los inicios fueron difíciles, claro. No me adaptaba a la moto, y tampoco a las personas que trabajaban conmigo. Entré en un túnel en el que todo el mundo me decía: «Esta moto es pesada para ti, es diferente, tus brazos...» ¡Siempre la misma jodida excusa! Y eso no es verdad, porque pilotas la moto con las pelotas, no con los brazos", reflexiona.
Leer también: Mattia Pasini, o cómo ganar en Moto2 frenando y embragando con una sola mano
Uno de los momentos más duros de su trayectoria deportiva llegó en 2015, cuando no tenía una moto asegurada y decidió seguir adelante: "Nadie creía en mí. Piloté muchas, muchas, muchas veces con la R6. Hice un campeonato regional de motocross. Entrenaba cada día como si fuera piloto a tiempo completo. Nunca pensé en dejarlo. Nunca me rendí".
El sistema que utiliza para frenar (puedes conocer más en este enlace) se remonta a hace diez años, y asegura que le provocó unas cuantas caídas en el primer día de pruebas, pero se dio cuenta de que era cuestión de adaptarse: "Poco a poco, empecé a sentirme cómodo. Es muy bueno para la consistencia. Soy como un martillo. Es mucho más preciso para mí".