 Redacción @todocircuitoweb | Google+ |
Cada vez se habla más de la normativa Euro4. Toda la industria de la moto está viviendo un proceso de transición hacia este nuevo conjunto de normas que buscan una menor contaminación, y tanto los fabricantes como los compradores podrán experimentar sus consecuencias. ¿Quieres conocer todos los detalles de la Euro4 de una forma sencilla? Aquí damos respuesta a cinco preguntas clave:
1. ¿A partir de cuándo?
La Euro4 entrará en vigor de forma definitiva el 1 de enero de 2018, aunque el periodo de transición desde la Euro3 ya se ha iniciado. Desde el 1 de enero de 2016, la Euro4 ya entró en vigor, aunque convivirá con la Euro3 hasta el 1 de enero de 2017, cuando la Euro3 ya no estará vigente. En el caso de los ciclomotores, tendrán hasta el 1 de enero de 2018 para adaptarse a la normativa.
2. ¿Cuáles son los nuevos límites?
Para todas las motos se establece un nuevo límite de monóxido de carbono. Cualquier unidad, independientemente de su rendimiento, podrá emitir un máximo de 1.14g/km. La limitación en los hidrocarburos se restringe de los 0.3g/km a los 0.17g/km y los niveles permitidos de monóxido de carbono caen desde los 0.15g/km hasta los 0.09g/km.
3. ¿Estos son los únicos cambios?
No. A partir de 2018, la Unión Europea exigirá que las marcas prueben la durabilidad de sus sistemas para garantizar que los niveles de emisión se mantendrán pasados los 20.000 km de uso. Con la Euro3 se sometía a las motos a dos tests, y ahora serán ocho las mediciones que tendrán que pasar. Además, todas aquellas motos de más de 125cc estarán obligadas a montar ABS. Los motores inferiores deberán incorporar sistemas de freno combinados (CBS).
4. ¿Se podrán comprar motos que cumplan la Euro3 en 2017?
Sí. En lo que queda de 2016 se podrán adquirir motos que cumplan con la normativa Euro3. A partir del 1 de enero de 2017 no será posible matricular un vehículo que incumpla la Euro4, a excepción de los ciclomotores.
5. ¿La Euro4 afectará al precio de las motos?
Dependerá de si el fabricante decide repercutir el sobrecoste en el precio de los vehículos. Los cambios mecánicos y la necesidad de pasar los controles aumentarán los costes de producción y una marca puede optar por reducir su margen de beneficio o por mantenerlo e incrementar el precio al consumidor final.
