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 Por Cristian Ramón Marín @Crms74 | Google+ |
Jordi Torres empezó la temporada 2016 de WSBK con un 14º puesto en la combinada de entrenamientos libres de Phillip Island. También con malas sensaciones sobre su BMW S1000RR. El piloto de Althea Racing aseguró que no se sentía cómodo con ella y que le faltaba forma física. De hecho, solo pudo dar 12 vueltas a Phillip Island, algo que también provocó un problema técnico en su moto.
Con la llegada del sábado, Torres se rearmó y consiguió el paso a la Superpole 2. Aunque en esa sesión quedó último y salió a carrera desde la posición número 12 en la parrilla, el español pasó por meta en la 8ª plaza. Este resultado, lejos de victoria que consiguió en la penúltima cita de 2015, se produjo en una carrera que "al final fue bien, a pesar de la mala salida". "Tuve una buena lucha con Leon Camier, y también con mi compañero de equipo, Markus [Reiterberger], que fue muy fuerte hoy. Lamento su caída".
"Creo que necesito pilotar más tiempo, y continuaré escuchando lo que mi BMW me está diciendo", confesó el piloto. Y tras quitarse el mono, explicó cómo se siente sobre su nueva montura: "Esta carrera era mi primera oportunidad de completar una serie larga de vueltas. Fui capaz de modificar mi estilo de pilotaje y creo que tuve éxito, aunque incluso me falte confianza en la entrada de las curvas, porque puedo notar cómo la moto se mueve, y eso me molesta, especialmente a mitad de curva, cuando quiero dejarla correr y abrir el gas".
