a Creo que ya no pinto nada aquí. - Página 2 - Todocircuito

¿No estás registrado? Pincha aquí para crear una cuenta y aprovéchate de todas las ventajas de nuestro foro. Si ya tienes un usuario , pincha en 'Iniciar sesión' y accede con tus datos (desaparecerá este mensaje).


Regresar   Todocircuito > Zona General > Todocircuito

Post más reciente:



 
Herramientas Estilo
Prev Post anterior   Siguiente post Next
Anterior 15-may-2010, 20:19   #1
Moriwoki
Todocircuitero oficial
 
Avatar de Moriwoki

 
Registrado: enero/2010
Ubicación: Madrid
Moto: KTM RC8- Track Yamaha FJ 1200
Posts: 584
Agradecimientos: 7
Le han dado las gracias 89 veces
Predeterminado Creo que ya no pinto nada aquí.

Hola.

Así titulé una reflexión que coloqué hace unos meses, con la temporada 2009 recién concluida, en Portalmotos y generó dos mil visitas. Os la traspaso ahora a vosotros.

CREO QUE YA NO PINTO NADA AQUÍ

Una reflexión sobre el ambiente que se vive en las gradas de los Grandes Premios y acerca de la imagen que proyecta.

Ahora que el entusiasmo, la ilusión y la emoción que siempre suscitan las carreras y que constituyen buena parte de su esencia, y diría que su principal razón de ser; ahora que sus ecos casi han quedado ya en el recuerdo y que se hallan sumidos en el letargo invernal, puede darse un buen momento para echar la vista atrás y hablar, por ejemplo, del ambiente que se cuece en las gradas y pelouses de nuestros circuitos, y hacer con ello un pequeño examen tanto de la imagen que se proyecta en conjunto como de la sensación que se respira formando parte de ella.

Podemos empezar, sin ir más lejos, señalando un detalle que observé durante la retransmisión del último GP de esta temporada, el GP de la Comunidad Valenciana. En el transcurso de una de las carreras se produjo una circunstancia ciertamente llamativa, a mi modo de ver, sobre la que estimo que se debe hacer una reflexión. Podemos obviar la categoría de la que se trataba y tampoco es necesario mencionar quién era el protagonista, la cuestión es que contemplé en la pantalla cómo caía un piloto extranjero entre un clamor de satisfacción que le llegaba desde las gradas, un clamor tan intenso que se metió en el televisor creo que sin necesidad de micrófonos ambientales. Al terminar esa carrera, la mente me llevó de una forma instantánea al recuerdo del pasado mes de marzo, cuando acudí acompañado de mi hijo de diez años a presenciar la primera prueba del Mundial de Spuerbikes, celebrada también en el circuito ché. Una jornada, aquélla, que supuso el punto a partir del que, a menos que cambien sustancialmente las cosas, no creo que vuelva a presenciar un Gran Premio desde la grada o desde la peluose de cualquier circuito.

La primera situación extraña con la que nos encontramos aquel día se dio incluso antes de acceder al recinto del circuito. Al llegar con las entradas en la mano a las puertas de acceso, un tipo de gesto despectivo y carente de la educación más elemental me exige que coloque mi mochila sobre una mesa. Comienza a registrarla ante mi extrañeza, y también ante mi molestia, y le pregunto con curiosidad qué es lo que busca. “Botellas, latas…”, me responde de malagana. Cerré la mochila desconcertado, y una vez que había quedado atrás no dejaba de preguntarme qué clase de sujetos había provocado que se montase semejante criba.

Apenas cinco minutos después, al asomarnos a la pista con una manga recién comenzada, se produjo el siguiente hecho inexplicable, al menos para mí. Decidimos quedarnos de pie frente a la curva Doohan para no perder detalle y disfrutar de la carrera, y apenas sí nos habíamos acoplado de pie en un hueco de la baranda, cuando un clamor de admiración recorrió toda la grada. Busqué con la vista el motivo sin encontrarlo en apariencia, hasta que divisé a lo lejos, en la salida del final de recta, una moto dando volteretas, repicando contra el asfalto, seguida de su piloto que rodaba por el suelo como una croqueta. No comprendía nada y dudaba si es que me había perdido algo más, hasta que un muchacho que compartía de pie con nosotros el apoyo de la barandilla me dio la clave cuando comentó entusiasmado a uno de sus amigos: “¡¡¡Qué ostia, macho. Acojonante!!! ¿La has visto?”.

Mi hijo me miró interrogante y yo no pude hacer otra cosa que devolverle un espontáneo gesto incomprensión.

Una vez concluida la manga, nos adentramos un poco más en las instalaciones y nos acomodamos en una de las gradas. Al cabo de un par de minutos comencé a percibir la atmósfera enrarecida. Porros debajo, porros a un lado y porros un poco más arriba. Además de éstos, el que más me llamó la atención: Un sujeto, ya mayorcito, cuarentón sin duda, que proyectaba sobre nosotros una mirada vidriosa y porfiadora y que nos obsequiaba con una sonrisa lela y babosa mientras se colocaba entre los labios, lista para prenderla, un cónica trompeta digna de un rito rastafari. Miré a mi hijo y me pregunté si es que acaso nos habíamos colado, por un descuido que no me perdonaría jamás, en un callejón de Malasaña mientras rayaba el alba de un sábado o si, realmente, estaba frente a una pista para disfrutar de una matinal de carreras.

Se dio la salida a la manga siguiente y otro piloto volvió a caerse. Los muchachos que teníamos debajo de nosotros señalaban efusivamente en la dirección del incidente para que ninguno se perdiese el espectáculo; y al cabo de apenas tres vueltas, cuando cuatro pilotos -extranjeros, eso sí- luchaban por la primera posición, pareció que el interés de la carrera simplemente había desaparecido; nadie de los que teníamos a nuestro alrededor prestaba atención alguna. “Hazme una foto”, decía uno; “mira cómo molo”, sugería otro de espaldas a la pista, y el cuarentón de cara atontada continuaba embelesado fumando su gloriosa trompeta con la mirada embotada, puesta en un horizonte inexistente y, desde luego, fuera de lo que acontecía en la pista… y tal vez en el planeta.

El resto de la mañana transcurrió en un ambiente semejante; aunque obviamente tuve que buscar un rincón apartado para que el niño no saliera de allí con los ojos chispeantes mientras la realidad se sucediera ante él en una serie discontinua de fotogramas salteados. En resumen, un panorama desconcertante que, sin embargo, ya había vivido en las gradas y pelouses de otros circuitos -también fuera de España- y que he ido viendo cómo se ha extendido a lo largo de los años y a lo ancho de la geografía.

Regresando a casa ese día de las Superbikes y en medio de una tregua que me dieron mi hijo y sus preguntas, eché unos pasos atrás en la memoria y recordé algunos sucesos del pasado acaecidos en otros circuitos que realmente daban explicación y sentido, por ejemplo, al insólito control que había encontrado aquella mañana a la puerta de Cheste. Recordé, sin ir más lejos, la botella lanzada contra Schwantz en la última vuelta, cuando con todo su atrevimiento marchaba delante de Crivillé en pos de la victoria dentro del magnífico ambiente que tradicionalmente se amasa en Jerez. Me acordé también de una batalla, precisamente de botellas, aunque de plástico, entre la franja inferior y la superior del mismísimo “Siete”, sí, en el propio Jarama, aunque en aquel caso era imposible que alguna alcanzara la pista. Recordé, por otra parte, una de esas muestras de entusiasmo con los pilotos favoritos que en extremas ocasiones alcanzan el fanatismo más enfervorizado, un fanatismo que justifica incluso el aplauso al accidente de un rival. Así me vino a la memoria una caída de alguien precisamente tan noble como Sebastián Porto; y sí, ante mi perplejidad, presencié cómo la tribuna entera en la que me hallaba se ponía en pie para aplaudir con euforia mientras el argentino volaba por los aires antes de darse un buen palo en la rápida, también en este caso, de Cheste; y todo ello porque había cometido la osadía de aguantar media carrera delante de Dani Pedrosa.

En ese viaje de vuelta acompañado de mi hijo, recordé también el modo que tienen algunos, cada vez más, de divertirse con una visión particularmente traslúcida y distorsionada de las carreras. Me vino a la memoria una mañana en el propio Jarama, viéndome rodeado en la ladera de Bugatti por fumetas tempraneros que desde antes del warm map no pararon de liar canutos y de tirar de farlopa a discreción. Recuerdo a uno de ellos elaborando una trompeta monumental, semejante a la del cuarentón de Cheste, diciendo a sus colegas: “Éste me lo guardo pa la de 500, que es la que mola”. Una hora después pasaban Checa, Puig, Doohan, Crivillé y otros más bajo su mirada catatónica, clavada, a decir por la dirección en la que apuntaba, sobre las torres de El Águila, en Algete. Ni se enteró de la victoria de Checa.

He observado cómo se ha extendido este ambiente festivo, de juerga narcótica y etílica, por muchos circuitos, y no es, desde luego, ni de ahora ni patrimonio exclusivo de nuestro país. Ya recordaba cómo hace veinte años, al finalizar el GP de Assen, los alrededores de la pista presentaban un aspecto que evocaba las escenas cinematográficas de los grandes campos de batalla sembrados de cadáveres, con la diferencia de que éstos, los de Assen, en lugar de mostrarse aferrados a sus lanzas y a sus espadas, a sus mazas o a sus escudos, lo hacían a una lata azul de cerveza.

Forofos en la grada y diversión completamente ajena a la carrera. Ahora, eso sí, no preguntes si esa moto monta embrague antibloqueo, si lleva distribución neumática o si suena así porque el cigüeñal va calado a modo big bang. De todo esto, ni idea.

Sí, ciertamente, acerca del desconocimiento más elemental de muchos sobre los entresijos de las carreras, me vino a la cabeza un lapso de la primera prueba de Moto-GP que se celebró en Cheste. Tenía junto a mí a un motero de pro, supuestamente aficionado como pocos, a juzgar por la gorra y la camiseta, los pines y el llavero que exhibía, todo muy conjuntado.

-Cómo se nota que es un tricilíndrico.

Surgió mi comentario al paso de la inédita Aprilia con motor Coswort. Me contestó con una sonora pregunta, y no precisamente porque no me hubiera oído.

-¿El quéee?

Para llegar a una conclusión diré que el hecho de que el público que acude a los circuitos no sea el más versado ni entendido en motociclismo de carreras y tampoco el más interesado, prestando a las pocas vueltas de carrera más su atención a otros puntos del circuito que a lo que se desarrolla en la pista, se puede tomar como algo intranscendental, sin influencia e incluso lógico, que, en consecuencia, se admite y se asume como un componente más del aforo. Tomar partido por una marca o por un piloto de una forma entusiasta no sólo se admite sino que además añade una nota extra de sonido y colorido a los GP, que, sin duda, no serían lo mismo sin ello, perderían buena parte de su salsa. Por otro lado, la imagen que presentan un millar de cuerpos inertes tendidos en el suelo o la de unos y otros dando literalmente tumbos al caminar o dando un paso adelante y dos hacia atrás empujados por la gravedad cuando intentan inútilmente ascender una colina puede resultar patética para muchos, ciertamente; pero confieso que a mí, en algunas ocasiones, más que otra cosa, me ha resultado cómica y hoy día incluso sonrío al recordarla.

Se puede convivir en la grada sin dificultad con estas formas de estar presente en las carreras, qué duda cabe; sin embargo, escuchar el clamor fanático y generalizado en un sector considerable del público cuando un piloto tiene un accidente o saber que algún desalmado no puede tener el antojo de lanzar cualquier objeto a un piloto en pista, o a la propia pista, solamente porque un control le ha confiscado la oportunidad en la entrada representan para mí un claro mensaje.

Quién sabe si dentro de unos pocos años será admitida por la mayoría la ovación cerrada a las caídas de los rivales (mientras que están cayendo) y quién sabe si se entenderá con naturalidad que acuda a las carreras gente con la pretensión de lanzar objetos a los que considere adversarios cuando no puedan soportar ver cómo ganan a su piloto favorito. Quién sabe será así, como digo. La cuestión es que no lo juzgo ni lo critico. No soy quien. Ni siquiera me escandalizo porque no soy o no me tengo por ningún puritano moralista –aunque seguro que a alguno se lo parezco-, pero no puedo evitar que esas conductas, inexplicables para mí y que empiezan a exhibirse cada vez más hasta que se hagan habitualmente obligatorias, me dejen fuera de lugar, me inviten a marcharme. Siento que me están diciendo que me vaya con mis historias a otra parte y que no vuelva porque allí, en la grada de un circuito, ya no pinto nada.

Y lo peor de esto me viene a la imaginación cuando pienso que esas conductas que me dejan fuera de lugar, que me invitan a marcharme de las gradas, salen después al exterior, a la ruta, a la calle, para mezclarse con una sociedad a la que pedimos, a la que algunos exigen, que se nos tenga en cuenta.

Será posiblemente el tributo a la masificación de las carreras, será la contrapartida del magnífico aspecto que presentan hoy en día los circuitos con el entorno de la pista rebosante de un espléndido colorido. Será eso.

Desde luego he expuesto una visión muy personal, muy particular; aunque, no sé…

Sinceramente me siento ciertamente desconcertado.

Ya digo: No sé…

¿Y vosotros?
Moriwoki está desconectado   Citar y responder
 

También te puede interesar...
Discusión Autor de la discusión Foro Respuestas Último post
Busco circuitera 600 creo..... proitec Compra-Venta de motos para circuito 22 06-ene-2011 16:08
nada RehmRaceDays.de Pruebas del foro 0 04-sep-2010 00:47
Como creo Dios al HOMBRE RAFASOTO Off-Topic 7 24-ago-2010 16:12
LukiLUC no se te olvida nada? jayabusa500cb Crónicas de Rodadas 5 08-jul-2010 09:53
Creo que es muy interesante¡¡¡¡¡¡ pipe cristina Todocircuito 6 01-abr-2010 14:01


Etiquetas
aqui, creo, nada, pinto



Reglas del foro
No puedes publicar nuevas discusiones
No puedes responder a discusiones
No puedes publicar archivos adjuntos
No puedes editar tus posts

BB code is activado
Emotíconos está activado
El código [IMG] está activado
El código HTML está desactivado

Ir a


Todas las horas son GMT +1. La hora es 17:05.


Documento sin título
Publicidad

Tiendas y preparadores destacados

Tandas libres y cursos destacados

Powered by vBulletin® Version 3.8.4
Copyright ©2000 - 2024, Jelsoft Enterprises Ltd.
Search Engine Optimisation provided by DragonByte SEO v2.0.41 (Pro) - vBulletin Mods & Addons Copyright © 2024 DragonByte Technologies Ltd.
vBulletin Optimisation provided by vB Optimise v2.7.1 (Lite) - vBulletin Mods & Addons Copyright © 2024 DragonByte Technologies Ltd.
User Alert System provided by Advanced User Tagging (Lite) - vBulletin Mods & Addons Copyright © 2024 DragonByte Technologies Ltd.
© Todocircuito.com