 Por Alfonso Somoza @sukosomoza | Google + |
Hace un par de meses tuvimos la suerte de tener en el garaje de la redacción una Kawasaki H2 de prensa para poder utilizarla durante un plazo de diez días. Como ya te podrás imaginar, hubo auténticas broncas por ver quién se llevaba a casa esta bestia sobrealimentada de 200 cv para poder hacer una prueba a fondo (pincha aquí para verla en vídeo).
Y es que la Ninja H2 no tiene nada que ver con otras superbikes como la YZF-R1, la S1000RR o la ZX-10R. Sí, es más pesada y torpe, pero también tiene un carácter del que no puede presumir el resto gracias a su compresor volumétrico, gestionado por una electrónica que permite a la H2 poder ser pilotada en carretera con ciertas garantías de seguridad.
Sin embargo, hay gente que después de probar la H2, se queda pensando, ¿y por qué no una H2R? La respuesta es sencilla: esta radical versión de 326 cv y fibra de carbono no está homologada para circular por vías públicas... a menos que tengas la paciencia -y el dinero- necesarios para homologarla para la calle y sacar a esta bestia del entorno para el que fue concebida: los circuitos de velocidad.
Así podría comenzar la historia del usuario del foro Ninjah2.net, Cliff Secord, quien, después de probar una Kawasaki H2 durante el verano de 2015, tuvo claro que necesitaba tener una igual en su garaje. Sin embargo, Cliff es una de esas personas que siempre intentan llevar al máximo las cosas, así que sabía de antemano que empezaría a modificar su H2 hasta el extremo para intentar llevarla al nivel de una H2R.
Esto implicaba muchos cambios: desde los carenados de fibra de carbono hasta la estructura del ram-air, pasando por la electrónica, la culata, el cigüeñal, el escape... Aunque por fuera los cambios entre una H2 y una H2R parece mínimos, lo cierto es que, analizándolas en detalle, uno se da cuenta de que la diferencia de precio entre ambas (30.000 € frente a 50.000 €) está más que justificada.
Llegado a este punto, Cliff Secord lo tuvo claro. Abandonó la idea de comprar una H2 y fue directamente a por una H2R. Nada más meterla por la puerta de casa, llamó a Kawasaki y pidió todo el cableado original de la H2, la piña izquierda para controlar las luces y los ventiladores para el motor y el radiador.
Utilizando una impresora 3D, fabricó él mismo una carcasa para montar un faro LED en la parte frontal. Los intermitentes los ocultó en los laterales del carenado de carbono, utilizando dos tiras LED de color verde, y optó por colocar los retrovisores en los contrapesos, una solución ya vista en muchos modelos café-racer. Detrás, un portamatrículas Yoshimura y dos intermentes LED servían para legalizar este modelo.
Y así, tras muchas horas de trabajo, Cliff Secord pudo matricular su Kawasaki Ninja H2R en el estado de Ohio para disfrutar de sus 326 cv de potencia por las carreteras de Estados Unidos. Ahora, tras completar con ella 772 millas, Cliff ha decidido ponerla a la venta para repetir el proceso con otra H2R versión 2017 que ya tiene reservada.
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¿El precio? De momento no ha puesto una cifra exacta, pero teniendo en cuenta que el pasado mes de marzo intentó subastarla en Ebay nada más terminar el proyecto -contaba con 1 milla en su marcador- alcanzando los 66.000 dólares, su propietario calcula que 70.000 dólares (63.000 euros) es un buen precio para aquel que quiera disfrutar en su garaje de la única H2R matriculada del mundo.
