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La moda de los 'drift trikes' está cada día más extendida por el mundo. La idea es muy sencilla: son unos cacharros parecidos a los karts que teníamos de pequeños pero con tres ruedas y sin pedales. La gracia de estos trastos reside en que las dos ruedas traseras están hechas de un material tremendamente deslizante, de modo que al mínimo giro ya empiezan a deslizar por detrás.
Existen drift trikes de muchos tipos, algunos caseros, otros más profesionales e incluso hay modelos que vienen con un pequeño motor de 2 ó 3 cv con la potencia justa para driftear sin parar. El problema viene cuando nos envalentonamos con un amigo y decidimos atar el trike a un coche para demostrar nuestra habilidad a los colegas. Es lo que le ocurre a uno de los protagonistas de este vídeo, que al llegar a una curva se hace un pequeño lío y termina del peor modo posible.