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Todos los que amamos devorar kilómetros sobre dos ruedas, sin importar si el sol abrasa el asfalto o si el cielo amenaza con descargar toda su furia, nos hemos enfrentado al mismo dilema existencial frente a nuestro armario: ¿qué me pongo hoy? La respuesta, durante años, ha sido una frustrante colección de "depende". Depende de si lloverá, de si hará calor, de si la ruta será corta o si nos espera una jornada maratoniana. Y así, acabamos con un arsenal de chaquetas y pantalones que prometen soluciones específicas, pero que rara vez cumplen la promesa de la versatilidad total.
Durante mucho tiempo, el Santo Grial del equipamiento motero ha sido el conjunto "cuatro estaciones". Una chaqueta y un pantalón que te mantengan seco bajo un diluvio, abrigado cuando el termómetro se desploma y, el más difícil todavía, fresco cuando el verano aprieta.
Y si a esa ecuación le añadimos la máxima certificación de seguridad (la famosa "triple A"), la búsqueda se convertía en una misión casi imposible, reservada para presupuestos que la mayoría de los mortales ni nos planteamos. Parecía una regla no escrita: o tenías seguridad de circuito, o tenías versatilidad touring, o tenías un precio razonable. Las tres cosas juntas eran pura ciencia ficción.
Pero el mercado, por suerte para nosotros, evoluciona. La tecnología que antes era exclusiva de la competición o de las marcas premium con precios astronómicos, poco a poco, se va democratizando. Y es aquí donde empezamos a ver productos que rompen moldes, que nos obligan a replantearnos lo que creíamos saber.
Hoy vamos a desgranar qué debemos exigirle a un conjunto de cordura de primer nivel y, por el camino, usaremos de ejemplo una de las sorpresas más gratas que me he encontrado últimamente: el conjunto Apollo de LS2. Y no porque sea una novedad sin más, sino porque representa a la perfección este cambio de paradigma: la máxima protección y la versatilidad real, a un precio que te hace arquear una ceja y preguntarte dónde está el truco.
El primer mandamiento: La seguridad no se negocia
Empecemos por lo más importante, lo que puede marcar la diferencia entre un susto y una desgracia. Hablamos de la homologación. Desde que entró en vigor la normativa EN 17092, el panorama se ha clarificado mucho. Ya no valen las etiquetas genéricas. Ahora, la ropa de moto se clasifica en niveles: A, AA y AAA.
- Clase A: Es el nivel más básico, pensado para un uso urbano a bajas velocidades. Ofrece una resistencia a la abrasión mínima.
- Clase AA: Un salto cualitativo importante. Es la ropa que se considera adecuada para el touring y la carretera, capaz de soportar abrasiones a velocidades más elevadas y con protecciones más serias. Es, probablemente, la más extendida.
- Clase AAA: La joya de la corona. Es el nivel máximo de protección, el equivalente en textil a lo que se le exige a un mono de cuero de circuito. Implica una resistencia a la abrasión y al desgarro excepcional en las zonas de mayor impacto.
Hasta hace bien poco, conseguir una certificación AAA en un conjunto textil touring era una rareza. Implicaba el uso de materiales extremadamente rígidos, pesados y, sobre todo, caros. Por eso, cuando un conjunto como el Apollo de LS2 aparece en escena con esta certificación tanto en la chaqueta como en el pantalón, hay que prestarle atención. No es un dato más en una ficha técnica; es una declaración de intenciones.
Para lograrlo, se recurre a materiales de primer orden. Olvídate de poliésteres genéricos. Aquí hablamos de Cordura, un nombre que es sinónimo de durabilidad. Pero no se queda ahí. El conjunto Apollo utiliza un tejido laminado de tres capas que combina Cordura, Nylon y tejido Oxford. En cristiano, esto significa que no solo resiste la abrasión en caso de caída, sino que también está diseñado para aguantar el trote diario, el roce con la moto y el castigo de miles de kilómetros sin perder sus propiedades.
Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de los "escudos": las protecciones. Un conjunto de gama alta debe llevar protecciones de Nivel 2 (EN1621-1:2012) en las articulaciones principales: hombros, codos y rodillas. Son capaces de absorber una cantidad de energía significativamente mayor que las de Nivel 1.
El conjunto Apollo cumple con creces, incluyendo protecciones de Nivel 2 en todas esas zonas, además de protectores de cadera de Nivel 1 y un bolsillo para espaldera (recomiendo encarecidamente instalar siempre una de Nivel 2, como la LS2 851 que ofrecen opcionalmente). Un detalle que denota un buen diseño es que los bolsillos para las protecciones de codos y rodillas son ajustables en varias posiciones, permitiendo que cada piloto las coloque exactamente donde deben ir, algo crucial para su efectividad.
El reto de las cuatro estaciones: Desmontando el mito
Aquí es donde muchas marcas prometen, pero pocas cumplen. Un verdadero conjunto "all-season" debe enfrentarse a tres enemigos muy distintos: la lluvia, el frío y el calor.
1. Contra la lluvia: El laminado es el rey
La solución tradicional para la impermeabilidad ha sido una membrana extraíble, tipo "chubasquero", que se coloca por dentro de la chaqueta. ¿Funciona? Sí, te mantiene seco. ¿Cuál es el problema? La capa exterior de la chaqueta se empapa por completo. Se vuelve pesada, tarda horas en secar y, lo peor de todo, genera una sensación de frío terrible por la evaporación del agua ("efecto enfriamiento por viento").
La solución superior, la que equipan los conjuntos de gama alta, es la membrana laminada. En este caso, la membrana impermeable va fusionada directamente con el tejido exterior. La gran ventaja es que el agua no cala; resbala por la superficie. La chaqueta no se empapa, no aumenta de peso y se seca en minutos. La diferencia en confort durante un viaje con lluvia es, simplemente, abismal.
El conjunto Apollo apuesta por esta tecnología, con un tejido laminado de 3 capas que declara una impermeabilidad de 21.000 mm H2O. Para que nos hagamos una idea, una columna de agua de 10.000 mm ya se considera extremadamente impermeable. Esto garantiza mantenerte seco incluso bajo las tormentas más persistentes.
2. Contra el frío: Capas y detalles que suman
Para combatir las bajas temperaturas, el secreto está en las capas de aire. Un buen forro térmico desmontable es imprescindible. Permite atrapar el calor corporal y crear una barrera aislante contra el frío exterior. El del conjunto Apollo es eficaz y fácil de quitar y poner, convirtiendo el traje de invierno en uno de entretiempo en un par de minutos.
Pero el frío no solo ataca al torso. Un punto débil suele ser el cuello. Por eso, detalles como el cuello desmontable que incluye la chaqueta Apollo marcan la diferencia. Es una pieza que sella por completo la entrada de aire, evitando ese molesto y helador viento que se cuela hacia el pecho. Otro detalle inteligente es el cinturón lumbar extraíble, que no solo ofrece un plus de sujeción en rutas largas, sino que también añade una capa extra de abrigo en una zona muy sensible.
3. Contra el calor: El arte de la ventilación
Este es el talón de Aquiles de la mayoría de conjuntos impermeables. ¿Cómo consigues que no entre agua, pero sí salga el calor y entre el aire fresco? Con un sistema de ventilación inteligente. Y aquí, más grande no siempre es mejor; la clave es la estrategia.
Necesitas entradas de aire en la parte frontal y salidas en la parte trasera para crear un flujo de aire que atraviese el cuerpo. La chaqueta Apollo lo resuelve de forma brillante con unos enormes paneles de ventilación en el pecho que se abren y se sujetan con un sistema magnético FidLock. Es un sistema rápido y cómodo que permite abrir o cerrar la ventilación incluso en marcha con una sola mano. A esto se suman ventilaciones en los puños y una gran salida de aire en la espalda. Los pantalones no se quedan atrás, con generosas entradas de aire en los muslos.
Además, no hay que olvidar la transpirabilidad de la propia membrana. De nada sirve que no entre agua si no dejas salir el sudor. Una cifra de 16.077 g/m²/24h como la que declara el Apollo es un valor muy alto, propio de materiales técnicos de montaña, que asegura que no te "cocerás" en tu propio sudor cuando el esfuerzo o la temperatura aumenten.
Los detalles que enamoran: Confort y funcionalidad en ruta
Has encontrado un conjunto seguro e impermeable, pero si no es cómodo, lo odiarás a los 500 kilómetros. Un viaje largo exige un equipamiento que se sienta como una segunda piel, no como una armadura medieval.
- Ajuste y ergonomía: Un buen conjunto debe ser ajustable. La chaqueta Apollo cuenta con ceñidores en cintura, brazos y puños. Los pantalones tienen ajustes en la cintura y en la parte trasera de las piernas. Esto no solo es por comodidad, sino también por seguridad: una chaqueta bien ajustada mantiene las protecciones en su sitio. Además, la inclusión de tejido elástico en zonas clave de movimiento (codos, rodillas, espalda) es fundamental para no sentirse agarrotado.
- Bolsillos: ¡Benditos bolsillos! Y si son impermeables, mejor. El Apollo viene cargado: dos grandes bolsillos para las manos, un bolsillo de carga frontal y otro trasero, todos ellos impermeables. Se acabó el drama de guardar la cartera y el móvil en bolsas de congelados.
- Cremalleras de calidad: Una cremallera que falla en mitad de un viaje es una pesadilla. El uso de cremalleras YKK, como en el pantalón, y de una cremallera frontal bidireccional y estanca en la chaqueta, es una garantía de fiabilidad.
- Pequeños grandes detalles: La cremallera de conexión chaqueta-pantalón es un must para la seguridad y para evitar que entre aire. Las trabillas para los pulgares en las mangas evitan que estas se suban con el viento. El panel de piel sintética reforzada en la zona del asiento del pantalón aumenta la durabilidad y el agarre. Son estas pequeñas cosas las que distinguen un producto bien pensado.
La hora de la verdad: ¿Cuánto cuesta la excelencia?
Después de describir este compendio de tecnología punta (homologación AAA, tejido laminado de 3 capas, Cordura, protecciones de Nivel 2, sistema de ventilación avanzado, mil y un detalles de confort...), la pregunta es inevitable. Si te pidiera que pusieras un precio a este conjunto, probablemente tu mente se iría a cifras que superan con holgura los 1.500€ o incluso más, posicionándolo junto a las marcas más elitistas del sector.
Y aquí es donde viene la sorpresa, el giro de guion que comentaba al principio. El precio recomendado de la chaqueta Apollo es de 599€ y el del pantalón es de 399€. Es decir, por menos de 1.000€ tienes un conjunto completo con especificaciones que, hasta hace nada, duplicaban o triplicaban ese coste.
No se trata de decir que es el mejor conjunto del mundo en términos absolutos, pues la perfección no existe y siempre habrá opciones con otros matices. Pero en la crucial balanza de calidad-precio-seguridad, es difícil, muy difícil, encontrar un rival que le tosa ahora mismo en el mercado.