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No todos los aficionados a los deportes del motor lo tienen claro: todos los conductores y pasajeros de quad están obligados a utilizar casco. Sea cual sea la cilindrada del vehículo y el entorno donde se utilice (campo, ciudad...), siempre que se trate de una vía pública.
El texto que recoge esta norma es el Real Decreto 965/2006, que especifica lo siguiente: "Los conductores y pasajeros de motocicletas o motocicletas con sidecar, de vehículos de tres ruedas y cuadriciclos, de ciclomotores y de vehículos especiales tipo «quad», deberán utilizar adecuadamente cascos de protección homologados o certificados según la legislación vigente, cuando circulen tanto en vías urbanas como en interurbanas".
El origen de esta confusión reside en que, antes de 2006, la ley no especificaba que los conductores de Vehículos Especiales (VE) estuvieran bajo la obligación de ponerse esta protección. Un número considerable de quads estaba matriculado como VE, razón por la que no era difícil ver conductores sin casco a pesar de que la razón más importante para llevarlo es la seguridad, no las posibles multas.
Otras obligaciones
Al igual que en el resto de vehículos, los conductores de quad deben pasar las ITV correspondientes y tener un seguro que cubra la responsabilidad civil del perjudicado dentro de unos límites mínimos que marca la legislación.
Los usuarios de quad también deben tener en cuenta que su vehículo puede estar homologado para un solo pasajero, en cuyo caso no está permitido que suban dos personas bajo ninguna circunstancia.
Recomendaciones de seguridad
La DGT recomienda el uso de guantes y botas, así como otros elementos protectores, para evitar quemaduras y rozaduras en caso de caída. También insisten en la importancia de conducir sentado. El quad es un vehículo que permite ir de pie con relativa facilidad, y eso afecta a la estabilidad y a la capacidad de reacción del conductor.
Para aquellos conductores que combinen el uso de la moto y este vehículo de cuatro ruedas, es importante tener en cuenta que tiende a levantarse hacia el lado opuesto al de las curvas, con el riesgo de volcar que ello implica.