Hola a todos.
Aunque no es una moto propia de circuito -desde luego que no-, no tengo ninguna duda de que este modelo tan espectacular despierta la curiosidad de muchos de vosotros, que estoy seguro de que volvéis la cabeza cuando pasa una o cuando veis alguna aparcada.
Éste es nuestro trabajo después de asistir a la presentación nacional para la prensa.
Espero que os guste.
Muchas gracias.
DUCATI DIAVEL 2015
Cuando escuché por primera vez que Ducati había hecho una moto dragster, un modelo para incluirlo en el incipiente segmento de las Macho Bike, pensé, simplemente, que los boloñeses se habían metido en un intrincado jardín del que no tenía ni idea de cómo saldrían, o ni siquiera si saldrían. Cuando vi las primeras fotos de la Diavel, hará ahora dos años, quedé impactado, como todo mortal, por el espectáculo en sí que forman la musculatura de sus líneas y la estampa imponente que planta dentro de cualquier escenario que se la aparque, aunque sea en la mismísima elección de Mister Olimpia. Y cuando tuve la oportunidad de subirme y de probar por primera vez una Ducati Diavel, quedé verdaderamente asombrado, porque nunca imaginé que un bicilíndrico podría acelerar tanto y tanto, y además prolongarse en una estirada que se antoja imposible para sus dos únicos pistones. Sin embargo, lo más sorprendente llegó en el
circuito de Cartagena, cuando un equipo especial de Super7 trasladamos hasta allí varias unidades de prensa, varios tipos de motos de distintas marcas con el objeto de sacar el máximo partido a una jornada completa en la que disponíamos para nosotros solos de la pista cartagenera.
Y allí, en un día en el que mis compañeros y yo nos habíamos dado un buen hartón de moto en circuito, decidimos ponerle un colofón muy especial. Para ello situamos al principio de la recta, justo a la salida de ese codo cerrado que se empeña en sacarte contra el muro del pit line, a la Ducati Diavel, y a su lado, en paralelo y lista para enfrentarla cara a cara con ella, no adivinará el lector a qué especie de bestia colocamos. Sí, efectivamente, me consta que el lector de Super7 es de lo más perspicaz, en cuanto a lo que a la moto se refiere, y que lo ha adivinado. Así es: la enfrentamos a la reina de las “rompecuellos”, a la mismísima Yamaha V-Max.
Pero, a pesar de que la aceleración que había sentido sobre la Diavel era de lo más sorprendente, el enfrentamiento, en un principio, me resultaba desigual. La italiana se veía, al menos para un servidor y sobre el papel, en una desventaja manifiesta, con sus dos cilindros y 1200 cc frente a la brutal musculatura del V-4 y 1700 que lanza a la V-Max directamente fuera del planeta de una sola patada.
Sin embargo, el resultado…
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