Moriwoki
15-oct-2014, 10:13
Hola a todos.
Acabo de publicar este editorial. Recoge mi particular frustración, con su punto de tristeza incluido, al ver la situación surrealista en la que están sumergiendo la pista más entrañable del país. Otro apaño más de los que siguen los designios de la codicia, mostrando el más absoluto desdén por las personas, los sentimientos y la pasión que, al fin y al cabo, han formado los cimientos de su negocio. Porque el que participa en una carrera hoy día en El Jarama no creo que sea, desde luego, por la comodidad de que le quede cerca de casa.
En cualquier caso, es mi punto de vista personal, aunque creo que coincide a grandes rasgos con el de mis compañeros de Super7
Después de asistir el pasado domingo a las carreras de la Copa BMW Easy Race y del Trofeo RACE, éste el sentimiento que me llevé a casa.
Muchas gracias.
http://super7moto.com/directorio/images/2014/Revista/Tribuna7/Afuerayabajo/jarama_circuitoDSC07228.JPG
EL JARAMA TOURIST TROPHY
Tal vez el titular pueda resultar exagerado para el lector, y así lo será, si lo toma comparando el grado de riesgo y de velocidad absoluta que se vive en nuestra pista de más rancio abolengo con el que se corre cada año en la carrera más antigua, más rápida y más peligrosa de la historia del motociclismo. Sin embargo, si se hace desde el punto de vista del compromiso, serio, maduro y casi solemne, que contrae consigo mismo cada piloto antes de participar en Tourist Trophy o de tomar la salida en el Jarama de 2014, tal vez sí encuentre dos situaciones que guardan la misma línea. Tanto el que va a correr en la legendaria Isla como el que lo hace ahora en el circuito madrileño asume y acepta riesgos que, sin duda ninguna, condicionan su pilotaje de una forma diferente que en otras pistas actuales.
Cuando asistimos a la presentación a la prensa del proyecto Jarama 2021, nos explicaron que se desarrollaría en tres fases; a saber:
1.- Construcción de un restaurante de primera clase en el lugar donde se hallaba la torre de control.
2.- La creación de una megatribuna frente a la recta, con una súper estructura que llegaría hasta el borde de la autopista y que les sugirió el nombre de “El Costillar”.
3.- La construcción en el paddock de un museo del motor, destilando un aire al controvertido arquitecto Calatrava.
Cuando preguntamos al ponente por la ampliación de algunas escapatorias hibernadas desde los tiempos de Agostini, nos dio una respuesta tan política como ambigua. Al preguntarle a continuación por un posible reasfaltado, nos dio una nueva versión, matizada para el caso, de la respuesta anterior. Y por último, al tocar el vergonzoso asunto del límite de rpm en las tandas libres, por una sentencia judicial basada en vaya usted a saber qué precepto preferente de la legislación de medio ambiente sobre el orden cronológico de propiedades y asentamientos, se nos dijo, sin más, que el tema estaba pactado y resuelto, eso sí, sin darnos fecha, ni siquiera el año en el que se produciría a lo largo de todo ese proyecto Jarama 2021.
En el pasado domingo de la Hispanidad, me detuve en esa atalaya que forma el interior de El Jarama a la altura del sector conocido como “La Hípica”. Desde allí miré derramarse el trazado sobre las eses de Bugatti, y su aspecto, a pesar de las sombras dejadas por la lluvia emboscada, al acecho, tras el resplandor de un sol entre nubes, era diferente. Sí, la pista lucía con un lustre nuevo, que de algún modo, tal vez por mi iluso deseo, me recordaba a los circuitos de primera línea que albergan ahora las carreras de MotoGP. A este llamativo detalle, añadí el aspecto que ofrecía el parking casi repleto y el ambiente en un paddock de lo más concurrido en los últimos tiempos. Lo cierto es que el mismo ánimo pesaroso con el que había acudido en las últimas ocasiones a esta pista tan entrañable se me vino arriba en este domingo de la Hispanidad.
CONTINÚA EN...
http://super7moto.com/directorio/index.php/revista/tribuna-7/3883-el-jarama-tourist-trophy.html?showall=&start=1
Acabo de publicar este editorial. Recoge mi particular frustración, con su punto de tristeza incluido, al ver la situación surrealista en la que están sumergiendo la pista más entrañable del país. Otro apaño más de los que siguen los designios de la codicia, mostrando el más absoluto desdén por las personas, los sentimientos y la pasión que, al fin y al cabo, han formado los cimientos de su negocio. Porque el que participa en una carrera hoy día en El Jarama no creo que sea, desde luego, por la comodidad de que le quede cerca de casa.
En cualquier caso, es mi punto de vista personal, aunque creo que coincide a grandes rasgos con el de mis compañeros de Super7
Después de asistir el pasado domingo a las carreras de la Copa BMW Easy Race y del Trofeo RACE, éste el sentimiento que me llevé a casa.
Muchas gracias.
http://super7moto.com/directorio/images/2014/Revista/Tribuna7/Afuerayabajo/jarama_circuitoDSC07228.JPG
EL JARAMA TOURIST TROPHY
Tal vez el titular pueda resultar exagerado para el lector, y así lo será, si lo toma comparando el grado de riesgo y de velocidad absoluta que se vive en nuestra pista de más rancio abolengo con el que se corre cada año en la carrera más antigua, más rápida y más peligrosa de la historia del motociclismo. Sin embargo, si se hace desde el punto de vista del compromiso, serio, maduro y casi solemne, que contrae consigo mismo cada piloto antes de participar en Tourist Trophy o de tomar la salida en el Jarama de 2014, tal vez sí encuentre dos situaciones que guardan la misma línea. Tanto el que va a correr en la legendaria Isla como el que lo hace ahora en el circuito madrileño asume y acepta riesgos que, sin duda ninguna, condicionan su pilotaje de una forma diferente que en otras pistas actuales.
Cuando asistimos a la presentación a la prensa del proyecto Jarama 2021, nos explicaron que se desarrollaría en tres fases; a saber:
1.- Construcción de un restaurante de primera clase en el lugar donde se hallaba la torre de control.
2.- La creación de una megatribuna frente a la recta, con una súper estructura que llegaría hasta el borde de la autopista y que les sugirió el nombre de “El Costillar”.
3.- La construcción en el paddock de un museo del motor, destilando un aire al controvertido arquitecto Calatrava.
Cuando preguntamos al ponente por la ampliación de algunas escapatorias hibernadas desde los tiempos de Agostini, nos dio una respuesta tan política como ambigua. Al preguntarle a continuación por un posible reasfaltado, nos dio una nueva versión, matizada para el caso, de la respuesta anterior. Y por último, al tocar el vergonzoso asunto del límite de rpm en las tandas libres, por una sentencia judicial basada en vaya usted a saber qué precepto preferente de la legislación de medio ambiente sobre el orden cronológico de propiedades y asentamientos, se nos dijo, sin más, que el tema estaba pactado y resuelto, eso sí, sin darnos fecha, ni siquiera el año en el que se produciría a lo largo de todo ese proyecto Jarama 2021.
En el pasado domingo de la Hispanidad, me detuve en esa atalaya que forma el interior de El Jarama a la altura del sector conocido como “La Hípica”. Desde allí miré derramarse el trazado sobre las eses de Bugatti, y su aspecto, a pesar de las sombras dejadas por la lluvia emboscada, al acecho, tras el resplandor de un sol entre nubes, era diferente. Sí, la pista lucía con un lustre nuevo, que de algún modo, tal vez por mi iluso deseo, me recordaba a los circuitos de primera línea que albergan ahora las carreras de MotoGP. A este llamativo detalle, añadí el aspecto que ofrecía el parking casi repleto y el ambiente en un paddock de lo más concurrido en los últimos tiempos. Lo cierto es que el mismo ánimo pesaroso con el que había acudido en las últimas ocasiones a esta pista tan entrañable se me vino arriba en este domingo de la Hispanidad.
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