Buenoooo pues, después de meses sin pisar circuito alguno, arrastrando la lesión en los dedos de ambas manos y más ganas que un mono sin plátanos, decidí si o sí ver si las tibias evoluciones y las infinitas sesiones de fisioterapeutas y otras terapias -hasta 4 traumatólogos he visitado-, han ido bien y al menos me dan la posibilidad de dar algunas vueltas al ruedo.
Consciente de mis limitaciones

y chinchándome los amigos granainos para que los acompañe, hago oídos sordos al dolor y el encartonamiento sobre todo de tres dedos -meñiques de ambas y corazón de la izquierda- que más me condicionan, y decido pedir gomas a Bruno y sacar el polvo de la R6.
Como no he dejado de hacer algo de ejercicio y suponía que con un mes de avivar una miaja más mis brazos, piernas y cuore, albergaba esperanza de ser capaz de hacer una jornada en condiciones físicas decentes

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Lo de siempre, Engrase de cadena, limpieza de discos, carburante, líquidos, ruedas de repuesto -remolque y amoto-, y la montaña de cachibaches que me hace parecer un nómada, cargados y revisados y después del desayuno, brújula hacia el sur y

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Como es costumbre hago una primera parada en el Convento de Carmelitas de Burriana, donde intercambiamos víveres y vivencias, lamentando el golpe brutal de la tormenta -conocida por todos como Dana-, gracias a Dios a ellas poco les afectó, pero si familiares cercanos y conocidos.
Sigo camino hacia Alicante y paro en la posada de mi amigo y compañero de circuitos Fernando, en Ibi. Como siempre me halaga con cualquier cosa que sale de su cocina, todas ellas riquísimas y arreglamos un poco el país


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Para llegar a hora prudencial a Tabernas, salgo prontito, revisadas cinchas y rampa. Algo antes del final de trayecto, echo líquido elemento inflamable de 98 octanos, pues sin él pocos kms hubiese hecho, y me dan el box de Autoescuela Europa -el último del padock o el primero según entras-. Vacío en un ladito mis enseres, dejo a punto los calentadores y el reloj/despertador para que mañana estén a punto a las 8

o AM.
Llegan Javier y Sergio, con la pléyade de compis, sus camiones y bártulos, empezando a llenar el box. Se ve vivo, pantallas, calentadores, motos, caballetes, todo preparado para mañana. Me despido, pues quiero llegar a cenar al hotel y acabar el último volumen de Perez Reverte...