Bueno, pues ya he pasado por mi primera experiencia en Motorland.
Antes de nada, pedir disculpas a alguno, si le fastidié el tiempo de su mejor vuelta. Traté de estorbar lo menos posible mientras hacía mi trabajo en una tanda donde lo que buscaba era, sobre todo, no preocuparme de si los demás sabrían estar en pista o no tanto. Está claro que lo sabían de sobra por nivel y sobre todo por experiencia (impecable el comportamiento). Por otro lado, lo cierto es que el paso de alguno me sirvió para seguir la trazada…, claro, hasta que llegaba la hora de abrir gas a la Ducati, que, con su 899, no daba demasiado de sí en una pista tan rápida.
Bien. Lo cierto es que el sábado bajé la Panigale 899 del remolque y tal cual, salí a la pista en la segunda tanda. No me había subido antes a la moto y, además, ni la miré: No sabia cómo estaba, no sabía qué neumáticos montaba (aún ahora tampoco lo sé), ni siquiera miré las presiones. Soy de los que piensa que hay que experimentar, probar y adaptarse primero, luego vendrá el momento de los ajustes y también el de afinar. Como así fue.
Bueno, sobre esta pista voy a decir no voy a decir gran cosa:
¡Fantástica! ¡Estratosférica! ¡Alucinante! ¡Electrizante!
Si quieres sentir el verdadero placer de la velocidad en moto mostrada en toda su esencia, no dejes de rodar en una pista como la de Motorland, al alcance de casi todos (hablo sólo de la distancia). Me gustó toda, toda, y me gustó mucho, incluso algunos pasos tan tortuosos para mí, por peso y tamaño, como la salida del Sacacorchos o la primera variante de la chicane, en plena bajada, con todo el apoyo delante.
Pero la curva 10, ¡Ay, la curva 10! Recordé la pequeña charla que mantuve con Carlos Checa
http://super7moto.com/directorio/ind...wall=&start=10sobre esta maravilla de curva. Lo recordaba antes de entrar en pista y luego en ella, durante las primeras vueltas. Ver cómo va abrazándote la trazada a medida que vas bajando, sentir cómo se inclina la moto de una forma muy muy paulatina, hasta que por fin, cuando las marcas negras confluyen en el ápice, sientes el asfalto pasar a toda velocidad justo debajo de la cara y abres el gas a fondo, fondo. ¡Ah! ¡Es el éxtasis! (lástima de llevar sólo el bicilíndrico pequeño).
¿Y la curva 16 y 17 (se percibe como una sola)? ¡Una señora curva, con gas, rápida, ciega, interminable y supertécnica! Es tan larga que cuesta mucho orientarse una vez dentro de ella –sobre todo en las primeras vueltas-. Así anduve, un tanto perdido, durante un par de tandas o tres, hasta que un piloto (digo piloto no sólo por las trazas, también por la indumentaria y el aspecto de la moto) me pasó por fuera haciendo la trazada ideal. Entonces empecé a entender: Es de esas curvas en las que tienes que ver la segunda mitad del trazado con la memoria, no recordarlo, no; sino visualizarlo en la mente con la memoria, empalmando con ese plano que el que alcanzas a ver con la mirada. Así la haces abríendote completamente y empiezas a cerrarte muy muy poco a poco, hasta que por fin aparece el vértice. Ahí, en ese pico de la recta, te dejas todo por el suelo y abres el gas sin contemplaciones, aunque aún permanezca oculto el horizonte, y entonces te sientes hacia la mismísima estratosfera. Es sencillamente apasionante, un momento sublime, en el que creo que el día que no sienta deseos de gritar mientras lo vivo será , sencillamente, porque estaré muerto.
Sí, creo que me gusta Motorland. Me gusta, pero sólo un poco. Nada más. Jajajaja.
Muchas gracias a los que os pasasteis por el box a saludar. Es un placer rodar entre amigos.
Hasta la próxima.
Pdata. Sobre la organización de cm3: ¡Qué voy a decir! Sólo me caben calificativos como impecable, de lujo y cosas parecidas, pero cómo muchos saben el aprecio que le tengo a Isma, un aprecio que se engendra, ni más ni menos, que por su pasión por la moto, pues mejor no escribo nada.