Hay veces que el destino parece jugar con nuestras vidas, divertirse con la crueldad del gato que tiene ya atrapado al ratón antes de darle el zarpazo definitivo. En este caso ha sido especialmente despiadado, ha tomado el circuito por un tapete de billar para llevarse por delante la vida de un compañero y dejar a otro con el cuerpo contrahecho y el alma destrozada.
A ti también, amigo Isma, lo mismo que a todos los responsables del evento, sé que un suceso así os ha dejado muy tocados.
Un abrazo para todos, y por supuesto para la familia de Ricardo.
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