 Por Alfonso Somoza @sukosomoza Google+ |
Cuando escuchamos la palabra Autobahn, somos muchos los que esbozamos una sonrisa en nuestro rostro. Hablamos de una red de carreteras de primer nivel que conectan Alemania gracias a sus cerca de 13.000 kilómetros de recorrido, de los cuales la mitad, unos 6.000 kms, no tienen límite de velocidad.
La Autobahn juega en otra liga. El espesor de su asfalto se mueve entre los 55 y los 85 cm, el doble que cualquier otra autopista europea. Su superficie es tan buena que podría soportar las 180 toneladas de peso de un Boeing 747 en pleno aterrizaje sin sufrir el más mínimo desperfecto. Gracias a los sensores distribuidos a lo largo de todo su recorrido puede regular de forma casi automática los límites de velocidad en el caso de que la meteorología se complique, mostrando avisos en sus paneles luminosos y activando alertas para la salida de las máquinas quitanieves.
Su desnivel máximo del 4% y sus amplias curvas están pensadas para la velocidad. El problema viene cuando te encuentras con un conductor como el que protagoniza este vídeo, que además de circular de forma incorrecta por el carril central sin tráfico, se pasal carril izquierdo justo en el momento en el que un Audi TT RS llega a más de 240 km/h, una maniobra que obliga al conductor del Audi a frenar a fondo y pasarse al carril central para evitar la colisión.
Por fortuna, sus buenos reflejos, sumados a la estabilidad del coche y sus potentes frenos, evitan la tragedia.
