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Los retos para 2016 (II): Valentino Rossi | SMGP

Publicado el 19/01/2016 en Motociclismo

Por Cristian Ramón Marín
@Crms74 | Google+

A sus 36 años, Valentino Rossi volvió a encender la ilusión de millones de fans en todo el mundo cuando, después de seis temporadas, se ponía al frente de la general de MotoGP. Bajo los focos de Qatar, el italiano dio el pistoletazo de salida a una temporada que, gracias a su constancia y al mal comienzo de sus rivales, se preveía de ensueño. 

Pero… ¿a qué se debió este comienzo fulgurante? Toca remontarse a la pretemporada de 2015: Valentino había decidido pasar más tiempo que nunca encima de una moto y, para ello, entrenó más que nunca en su rancho de Tavullia y en Misano, a lomos de una R1. Pilotar una Yamaha de MotoGP es menos exigente en el plano físico que ponerse a los mandos de una Honda, y ese es otro de los factores que permite a Valentino mantener el nivel tras 20 años en el paddock del mundial.

“Creo que el secreto ha radicado en entender que aún quieres ser parte del juego. Por esa razón estás obligado a olvidarte de todas las victorias y títulos que has conseguido a lo largo de tu carrera, ser humilde y saber que si quieres continuar en forma tienes que trabajar muy duro. Si uno se acomoda y piensa ‘bien, he ganado 9 títulos mundiales y más de 100 carreras’ y dices ‘seguiré pilotando como lo he hecho siempre’, es mejor que quedarse en casa. El deporte, los rivales, los neumáticos, la moto... todo cambia, por lo que uno necesita trabajar más para ser más fuerte. Si no, estás acabado”, dijo en una entrevista concedida a MotoGP.com

En este contexto, ‘Vale’ se había asentado en el liderato tras un tercer puesto en Austin.   Allí, Marc impuso su ley sin posibilidad de réplica. Sin embargo, Argentina fue otra historia y el 46 culminó el fin de semana con una gran remontada. La batalla con Marc acabó con el de Cervera por los suelos tras un toque en un cambio de dirección, y el italiano se hizo con la victoria. Y claro: el 10 de Maradona en su espalda durante la celebración del podio no tenía por qué ser casualidad. Si ‘The Doctor’ estaba haciendo una declaración de intenciones sobre el décimo título mundial, solo lo saben él y su entorno. Lo que parecía claro a ojos de todos los expertos y aficionados es que, en 2015, se había presentado la oportunidad perfecta para redondear el mito. 

Rossi subió al podio de Argentina con la camiseta de Maradona, y lució en su espalda el número 10. Foto: MotoGP

Valentino no era el piloto más rápido, tal y como demuestran los números de Jorge Lorenzo, pero sí era (y es) el más experimentado. Durante casi toda la temporada, sacó el máximo de cada situación y únicamente se dejó por el camino los puntos inalcanzables. Jerez es un gran ejemplo: tanto Jorge como Marc se sentían cómodos en el trazado andaluz y un tercer puesto, pensando en el título, era la mejor de las opciones.

Lo mismo ocurrió en Le Mans, Mugello y Cataluña. Aunque Lorenzo recortó distancias en la general hasta el punto de que empató con Rossi. El italiano hizo lo que tenía que hacer: esperar su momento. 

Todas las previas del Gran Premio de Holanda ponían la atención en la batalla Rossi-Lorenzo, pero Márquez se interpuso y la chicane de Assen volvió a dictar sentencia. De nuevo, ‘The Doctor’ fue el más listo y, tuviera o no intención de atravesar la zona de grava, exprimió la situación para hacerse con los 25 puntos. 

En Sachsenring, las Honda dieron el máximo y Márquez fue segundo, seguido de Pedrosa y Rossi. No era el mejor día para tomar riesgos innecesarios y el mayor perjudicado fue Lorenzo, que terminó cuarto y perdió, de nuevo, tres puntos de oro.

Llegó el parón de invierno y todo hacía prever que se cumpliría esa norma no escrita que asegura que el líder de la general tras Sachsenring es el piloto que se proclamará campeón, pero las vacaciones sirvieron para que Jorge Lorenzo se rearmara y la teoría se tambaleaba. El mallorquín no pudo conseguir la victoria en Indianapolis. Se enfrentaba a un Marc Márquez que, en modo USA, es imbatible, pero se redimió en Brno y acabó primero, mientras que Rossi ocupó el tercer cajón del podio. 

Dos semanas después, el Grand Circus aterrizó en Silverstone, que fue escenario de uno de esos domingos locos. Y ya se sabe: a río revuelto, ganancia de pescadores. Nunca mejor dicho, porque Rossi ganó bajo la lluvia inglesa, mientras que Jorge Lorenzo sufrió el famoso problema de vaho en la visera de su casco y se tuvo que conformar con la quinta plaza.

El siguiente Gran Premio también fue nefasto para Lorenzo, que en otra carrera de condiciones climáticas indeterminadas salió perdiendo. La de Misano era, sobre el papel, la prueba más dura a la que se tenía que enfrentar en el segundo tramo de la temporada.  Sin embargo, empezó bien en territorio hostil. Rossi, en condiciones de seco, estaba un paso por detrás de Jorge. Pero el tiempo volvió a sonreír a Valentino y, aunque solo pudo ser quinto, su rival terminó por los suelos tras un exceso de ganas.

Aragón, preámbulo del triplete asiático, tuvo sabor a flashback y Lorenzo dominó de bandera a bandera, como había hecho en sus cinco anteriores victorias. La caída de Márquez ponía a Rossi en una buena posición para aguantar el tirón y ser segundo, pero se encontró al Dani Pedrosa más peleón en años y perdió 9 puntos en la tercera cita española de la temporada. Las tensiones empezaban a aflorar, como demuestran esta información de Nadia Tronchoni, enviada a los Grandes Premios de El País, en las que explica la reacción de Rossi tras perder su particular duelo en Alcañiz: “Lo que ocurrió en privado es que se fue a buscar a Pedrosa a su box tras la carrera para pedirle explicaciones de por qué había mostrado tanto empeño en adelantarle aquel día”.

Con las maletas hechas, los pilotos tomaron rumbo hacia Motegi, un trazado donde Rossi no ganaba desde 2008. El fin de semana empezó bien para Lorenzo, que marcó la pole a pesar de que arrastraba un esguince de ligamento en su hombro, sufrido durante un entrenamiento con Aleix Espargaró, Dani Pedrosa y Sete Gibernau.

A Rossi le costó rodar al ritmo de su compañero de equipo durante las primeras vueltas de la carrera, declarada en mojado. Lorenzo había decidido tirar, pero la pista se secó y perdió fuelle, mientras que Pedrosa y Rossi mejoraron y terminaron en primera y segunda posición, respectivamente. “Cojo una ventaja adicional de cuatro puntos, que era nuestro objetivo, así que estamos muy felices”, sentenció Rossi al bajarse de la M1.

Phillip Island, punto y aparte

En Phillip Island, Rossi peleó con Márquez y Iannone en una de las carreras más emocionantes que se recuerdan desde que los cuatro tiempos tomaron el mundial. Hubo un sinfín de adelantamientos, incluido alguno doble, como el que le sirvió al de Ducati para ponerse por delante de Marc y Valentino.

Aunque el de Repsol Honda le arrebató la victoria a Lorenzo en el último suspiro y Iannone terminó por delante de Rossi, el 46 tenía claro que Marc había “jugado” con ellos para meter a más hombres en la pelea por el triunfo y, de este modo, perjudicarle. Solo él sabe cuáles eran sus intenciones y cualquier intento de desentrañarlas sería una pérdida de tiempo. Lo importante aquí es que Lorenzo dio un bocado a su distancia con ‘Vale’ de 12 puntos.

Sin embargo, en Malasia cayó en su propia trampa. Nadie mejor para explicarlo que Jonathan Rea, un piloto que conoce las mieles del triunfo y que puede ver las cosas con la perspectiva que otorga correr en otro campeonato: "Rossi podría ser comparado a un director de orquesta. Tenía los medios, su equipo, todo a su disposición. Uno podría tener la impresión de que era como un Dios. Pero luego tuvo el primer error de su carrera. Fue demasiado lejos". 

No hablaré aquí sobre teorías inculpatorias ni nada por el estilo. Al fin y al cabo, Dennis Noyes tenía toda la razón en este tuit: 

El caso es que pasó lo que pasó, y aunque solo perdió 4 puntos respecto a Jorge en Sepang (lo que dejaba al italiano con una ventaja de 7), la sanción condicionó la carrera de Valencia. Los aficionados más puristas se lamentaban porque el show business se tragara por completo la esencia de compañerismo que caracteriza al motociclismo, pero Jack Miller, tan honesto como siempre, lanzó un jarro de agua fría:  “El deporte necesita un poco de todo. Todo el mundo pensó que significaría un desastre (la guerra entre Márquez y Rossi), pero en realidad cosas como ésta van bien. Pensemos en la cantidad de gente que vino a Valencia para asistir al desafío entre ambos: nunca en mi vida había visto un paddock y una carrera tan concurridos. Fue algo surrealista. Creo que las entradas se agotaron hasta tres veces, porque cuando se terminaron continuaron reimprimiéndolas. Esto seguirá igual el próximo año, y sin duda mucha gente verá la carrera de Qatar".

Valencia y el drama

En la sala de prensa del circuito Ricardo Tormo, una de las palabras más repetidas durante la semana del Gran Premio fue “drama”. En el paddock se respiraba una calma tensa. Todos los integrantes de la familia de MotoGP querían que llegara el domingo a las 14:00, pero muchos, al mismo tiempo querían, saborear la despedida de una temporada para el recuerdo.

Uno de los rumores más curiosos de las decenas que corrieron entre los periodistas fue que el entorno de Rossi estaba convencido de que Marc intentaría ganar a Lorenzo en la última curva con un claro objetivo: demostrar que la teoría de Rossi era incierta y poder decir que él había contribuído a que Rossi ganara su décima corona. Lógicamente, esta información no se pudo contrastar, pero ofrece una imagen significativa de lo que se movió durante jueves, viernes y sábado.

Cuando llegó el momento decisivo, Valentino hizo lo que tenía que hacer, y llegó a la cuarta posición con relativa facilidad. Sin embargo, por las razones que fuera, ni Marc ni Dani adelantaron a Lorenzo y el español se hizo con su quinto título mundial. Rossi abandonó, por primera vez en 2015, el liderato de la general de MotoGP. En el peor momento. Cuando ya no podía recuperarlo.

Y en 2016, ¿qué?

Valentino Rossi es un experto en adaptarse a los cambios en el reglamento técnico. Tras proclamarse campeón del mundo de 500cc en 2001, el de Tavullia se enfrentó a la transformación más radical que ha sufrido la categoría reina desde que existe: la aparición de las MotoGP de 990cc. Valentino se mantuvo en la senda de la victoria y, de hecho, vivió el momento más importante de su carrera, con cuatro títulos consecutivos, dos de ellos a lomos de una Yamaha por la que nadie hubiera apostado.  

Puede que con el cambio a los 800cc, en 2007, no le fuera todo lo bien que se espera en un campeón de estas características. O puede que, simplemente, se enfrentara a una combinación que, ese año, fue imparable: Casey Stoner y Ducati. En cualquier caso, ‘The Doctor’ se recuperó y se impuso en 2008 y 2009. En 2010, una lesión le impidió competir con normalidad el año en que Lorenzo ganó su primer título de MotoGP y batió el récord de puntos en una sola temporada.

2011 y 2012 también fueron otra historia, y aquella fue la única ocasión en que Rossi no pudo hacer que su moto subiera a lo más alto. Con las 1000cc en pista de nuevo, y Rossi de vuelta en Yamaha, pasó algo similar a lo que ocurrió en 2008: tras un período de transición en el que los resultados fueron buenos, pero no como para soñar con el campeonato, Rossi afrontaba 2015 con más ambición que nunca.

 Con este historial, parece claro que Rossi tendrá los suficientes recursos como para adaptarse a las electrónica común y a los Michelin sin mayor problema. Todos los pilotos factory coinciden en que la centralita y el software Magneti Marelli son un paso atrás respecto a las prestaciones que recibían de sus componentes propios, pero Valentino ganó con una 500cc. Y pilotó, durante años, con Michelin. 

Otro de los retos de Rossi para este 2016 pasa por mantener la consistencia. Según declaró, “no existe una gran diferencia entre afrontar un campeonato con 36 o 37 años”  y se ve con fuerzas: “La próxima temporada puedo estar más o menos al mismo nivel y al mismo ritmo que la última”, admitió. 

Cosas de la edad aparte, lo cierto es que será difícil repetir una gesta como la de 2015, con 4 victorias y 15 podios. Solo quedó fuera de las posiciones de honor en Misano, tras la carrera con las condiciones climáticas más extrañas en mucho tiempo; en Phillip Island, donde no tuvo el suficiente ritmo como para hacer frente a Márquez, Lorenzo y Iannone; y Valencia, cuando se vio obligado a remontar  22 posiciones para quedarse a las puertas del podio.

Su asignatura pendiente en 2015

Rossi necesita ser más explosivo, sobre todo en los entrenamientos. Es el piloto más consistente, pero no es el más rápido a una vuelta, y en algunas carreras eso le condicionó. Un dato revelador: solo salió desde la primera línea de la parrilla en tres ocasiones: Assen, Brno, Misano, Japón y Malasia. En Holanda partió desde la pole y fue, precisamente, la única vez que ganó saliendo entre los tres primeros. Y en las tres victorias restantes salió octavo (Qatar), séptimo (Argentina) y cuarto (Silverstone). 

Si el nueve veces campeón del mundo se mantiene en la misma línea y consigue una mayor explosividad en momentos clave será, de nuevo, candidato al título. Sin embargo, la lista de rivales será mayor que nunca: Lorenzo buscará revalidar, por primera vez en su carrera, el título de campeón; Márquez mantendrá el hambre de victoria que le caracteriza, y en 2015 aprendió que lo importante es ganar el campeonato, no carreras;  y varios pilotos, como Cal Crutchlow, están convencidos de que Dani Pedrosa será el mayor beneficiado con el cambio de electrónica y neumáticos. Por no hablar del paso adelante que ha dado Suzuki y del talento de sus pilotos. Valentino necesita, más que nunca, experiencia. Y tiene de sobra.
 

Tags: retos, 2016, Valentino Rossi, MotoGP, reportaje MotoGP.


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